Desconocemos cuánto tiempo seguiremos en esta vida pero, aun así, vivimos como si fuéramos a vivir ilimitadamente.

Vivimos en la generación de la inmediatez, embriagadxs por obtener la recompensa inmediata. 

Vamos por la vida a un ritmo de frenesí como si alguien o algo nos persiguiera. Acelerando nuestra vida sin sentido y sin rumbo. Sin pararnos a observar por dónde estamos yendo.

Viviendo en la ignorancia de creer que lo sabemos todo vamos colisionando con opiniones que no están dentro de nuestro marco mental. Incluso, negándonos hasta la posibilidad de escuchar otras realidades.

Estamos a años luz de lo que somos en realidad porque, constantemente, nos alejamos de quienes somos por los actos que acometemos. No nos damos cuenta de que la primera persona perjudicada en este estilo de vida que hemos adoptado somos nosotrxs mismxs. No nos damos cuenta de que estamos llevando nuestra vida a la deriva. 

Será necesario, para reconducir el rumbo de nuestra vida y lograr que ésta cobre sentido, tomar sus riendas y comenzar a ser la única persona protagonista de ella. 

Empezaremos por ser responsables de nosotrxs mismxs y para ello, será imprescindible aprender a conocernos para que, desde ahí, desde nuestro propio conocimiento, podamos tener la libertad de empezar a vivir por quien verdaderamente somos. 

Porque cuando te descubres, todo cobra sentido. Dejas de vivir en automático, cuidas mucho más tus tiempos, empiezas a escucharte, comienzas a observarte, en definitiva, consigues ir a tu ritmo. Te das cuenta de que lo bonito no es el resultado sino lo que vas fomentando por el camino. Porque descubres que, precisamente eso, es lo que te va nutriendo a medida que vas caminando (que no corriendo). Es eso lo que va formando parte de tu propia evolución y crecimiento. Y eso significará que estarás construyendo la persona que estás siendo en ese proceso.

Ian Suárez