La aerodinámica es una de las características esenciales a tener en cuenta en la creación de los automóviles ya qua ayuda a reducir el coeficiente de resistencia al avance. Con ello se ha pasado de unos vehículos que no tenían en cuenta esta fuerza durante el siglo pasado a implementarse casi de manera automática en todos los actuales. Hoy podemos apreciar coches con diseños muy característicos y futuristas.
Primeros modelos
El inventor alemán Edumnd Rumpler creó en 1921 el Rumpler-Tropfenauto, un vehículo con una forma muy extravagante que se asemejaba a una gota de agua. Y no es para menos, el inventor se basó precisamente en una gota de agua para realizar este coche. Sin embargo, pese a llamar la atención no se fabricaron más del centenar de unidades.
En EEUU también intentaron algo similar, el Chrisler Airflow de los años 30, con un peso nivelado y una forma inspirada en la de un ave. Pese a ello, fue un fracaso comercial debido a que apareció justo en medio de la Gran Depresión.
Ambos, junto al Alfa Ricotti o el Citröen 2CV, asentaron las bases para el futuro de la aerodinámica en el automovilismo.
La prueba de los túneles de viento
Estos túneles se crearon precisamente para realizar tests a los aviones y estudiar cómo les afectaba la resistencia al aire. Pero durante el siglo pasado se convirtieron en el lugar donde corroborar que la magia de los ingenieros tenía el efecto deseado.
El túnel aerodinámico tiene una forma cilíndrica con potentes ventiladores que generan corrientes de aire desde diversos ángulos. Para saber si la aerodinámica del vehículo es correcta se suelen atar cintas en puntos especiales del automóvil y usar un humo coloreado que permite observar más detalladamente las vibraciones del aire alrededor del coche.
Actualmente, los túneles de viento se usan menos. No están en desuso pero su mantenimiento es muy costoso. Su uso se ha limitado a corroborar los datos que los simuladores han creado. Siguen siendo la prueba de fuego para el test aerodinámico de los vehículos.
La competición como punto de partida
La industria automovilística no se había centrado en continuar con los diseños aerodinámicos. Sin embargo, las carreras deportivas fomentaron la mejora e implementaron la aerodinámica en sus modelos. Con ello se produjeron grandes mejoras en el mundo de la competición pero, sobre todo, en el ámbito de la aerodinámica.
En los vehículos de la alta velocidad del momento se comenzó a tener en cuenta el cómo reducir la resistencia al aire para aumentar la velocidad sin que el manejo se viera obstaculizado por ello. Aparecen, por tanto, los primeros alerones y spoilers que permiten desviar las cargas aerodinámicas de forma que el vehículo alcanzara grandes velocidades sin despegarse del suelo.
Pero no quedaría ahí, marcas de alta gama como Porsche ya implementaban en sus modelos algunos elementos aerodinámicos. De todos modos, la competición sigue siendo a día de hoy el principal punto de referencia para la aerodinámica y algunos de los elementos más clásicos han quedado implementados en los coches que hoy vemos por las calles.
Las curvas perfectas
Tras la implementación total de los estudios aerodinámicos y la aportación de los ingenieros a la industria automovilística más comercial, se dio comienzo a una nueva oleada de coches con formas similares y un look futurístico que los caracterizaba a todos: las curvas.
Los automóviles comenzaron a tener unas curvas más marcadas, ya que con ellas se reduce bastante la resistencia al aire. Estas curvas permiten unos diseños de líneas más limpias que redirigen el aire por toda la carrocería del vehículo.
La reducción de la resistencia al aire provoca un menor esfuerzo del motor y, por así, un menor consumo de gasolina. Dicha reducción en el consumo es uno de los resultados de los estudios tras la subida del petróleo en los años 80. Hasta finales del siglo pasado, la aerodinámica estaba relacionada a los morros afilados y esquinas redondeadas. Sin embargo, el continuo estudio de esta área por parte de los ingenieros ha acabado implementando ciertos elementos como alerones, aletas o tomas de aire a los automóviles que, sumado a las ya mencionadas curvas, nos dejan coches con un menor consumo y una gestión de la resistencia al aire más compensada.
La aerodinámica de los superdeportivos
Los superdeportivos tienen todos algo en común y es su forma tan característica. Pese a que, hoy en día, muchos coches tienen diseños que les permiten tener una mejor aerodinámica, en los supercoches va más allá.
El diseño aerodinámico en estos coches juega un papel fundamental ya que generando la menor carga de resistencia al movimiento posible se aumentan las posibilidades de alcanzar mayores velocidades sin desestabilizar el vehículo, sin provocar un esfuerzo innecesario del motor, el sobrecalentamiento de los frenos, etc.
Los superdeportivos tienden a tener formas muy similares y eso se debe a que los ingenieros de cada marca diseñan una forma específica para reducir las cargas aerodinámicas. Pero, a fin de cuentas, las fuerzas aerodinámicas que se usan para el estudio de los diseños siempre serán similares dando como resultado esa característica forma.
La aerodinámica activa de los superdeportivos actuales
Los superdeportivos llevan ya creándose desde hace décadas pero la implementación de la aerodinámica activa es algo más bien reciente. La aerodinámica activa permite a ciertos elementos de los vehículos reaccionar ante cambios de velocidad como una frenada brusca para no perder el control del coche a altas velocidades.
Algunos ejemplos los encontramos en el Ford GT 2017, cuyo alerón se adapta al modo de conducción seleccionado por el conductor para generar una óptima carga aerodinámica; el alerón trasero del Ferrari LaFerrari, que se despliega durante la frenada para ofrecer mayor resistencia al aire; el sistema de aporte de carga retráctil de carga aerodinámica actica del Koenisegg Regera o los cuatro flaps del Pagani Huayra, que suben o bajan ajustándose a varios parámetros como aceleración, dirección del vehículo o la frenada. Todos ellos tienen diferentes elementos que se adaptan a las altas velocidades de estos superdeportivos y permiten que su conducción sea lo más cómoda y segura posible.
Así que, cuando te subas a un coche este verano, fíjate en su diseño y notarás ciertas aletas o curvas que te harán reconocer los elementos que han sido diseñados por grandes ingenieros, no solo para que sea una maravilla estéticamente, sino como una característica esencial en la aerodinámica del vehículo.
Darío Ruiz