En 1880, el topógrafo y espeleólogo alemán M.D.Will realizó el primer plano detallado de las Cuevas del Drach, el tesoro natural de Mallorca mejor guardado. Una formación rocosa de la que ya se tenía constancia en el medievo y que abrió sus puertas al turismo hace casi cien años.

Si bien el primer plano detallado fue obra de Will, no sería hasta 16 años después cuando el espeleólogo francés E.A. Martel descubriría la cueva que hoy visitan millones de personas cada año. 

En su inmersión en las profundidades de la caverna, el científico observó cómo se formaban impresionantes estalactitas y estalagmitas y halló uno de sus secretos mejor guardados.  Quedó maravillado. Pronto tú también descubrirás por qué, ¡sigue leyendo!

Todo comienza en el pueblo pesquero de Porto Cristo

Para llegar hasta las Cuevas del Drach tenemos que dirigirnos hasta la costa oriental de Mallorca. Entre Cala Petita y Cala Magrana se encuentra el pueblo pesquero de Porto Cristo el cual alberga las cavidades más bonitas de la isla.

Localizar nuestro escondite no te será difícil ya que verás varias señaléticas indicándote el camino que debes seguir. Eso sí, compra las entradas por la página web y procura ser muy puntual para no quedarte fuera. ¡Te arrepentirás de no ir!

La visita se realiza en grupos de unas 30 personas y dura una hora, aunque tú sentirás que el tiempo ha pasado volando. Especialmente, los últimos 15 minutos… Y es que, de principio a fin, la experiencia de descubrir esta formación natural es alucinante.

Un viaje a los orígenes de la Tierra con concierto incluido

Con una longitud de 1.200 metros y una profundidad de 25 metros bajo la superficie, las Cuevas del Drach son un viaje a los orígenes de la Tierra. 

La ruta comienza en la última cavidad en ser descubierta: la cueva de Luis Salvador (1896). Al entrar sentirás cómo la temperatura ha descendido unos grados con respecto al exterior y que la humedad se palpa en cada rincón. 

También observarás las primeras cientos de estalactitas y estalagmitas que durante siglos han sido moldeadas por la mejor escultora: la naturaleza. A medida que vamos descendiendo hasta los “Baños de Diana”, las formaciones se multiplican y, con ellas, nuestro asombro y fascinación.

¡Presta atención para no perderte “La Bandera”! Un lienzo formado por la filtración de diferentes minerales. Se encuentra justo antes de los “Baños de Diana”, un pequeño y profundo lago azul turquesa. Si miras hacia el cielo podrás apreciar cómo miles de pequeñas estalactitas se encuentran en el estado inicial de su crecimiento.

En la siguiente sala, el “Castillo en Ruinas” y el “Monte Nevado”, culminan nuestra estupefacción. Lo primero que pensarás será: imposible que no haya una mínima intervención humana. Pero, sí, excepto la iluminación, a cargo de Carles Buïgas, conocido como “el mago de la luz”, el resto es obra de la naturaleza en su máximo esplendor.

El recorrido termina en el lago Martel, ¿sabías que es una de las aguas subterráneas más grandes de Europa? Y es que tienen una longitud de más de 170 metros con diferentes profundidades que oscilan entre los 4 y los 12 metros. 

Pero lo más impresionante, si cabe, es lo que sucede una vez tomamos asiento en el anfiteatro situado justo enfrente. Con el apagado de luces, el sonido lejano de un piano, un chelo, una clave y dos violines comienza a inundar toda la sala.

Durante diez minutos disfrutarás de un concierto de música clásica como nunca antes lo habías soñado. Por supuesto, está prohibido sacar fotos y grabar vídeos. Pero, tranquilidad, quedará grabado en tu memoria y corazón para siempre. ¡Todavía se nos eriza la piel!

Finalizado el concierto, el “amanecer” nos indicará la salida hasta la que podremos llegar a pie o disfrutando de un maravilloso paseo en barca…¡Tú eliges!

Así se formaron las Cuevas del Drach

Llegados a este punto es muy probable que te preguntes cómo se formaron las Cuevas del Drach. Según las diferentes investigaciones llevadas a cabo, son el resultado de un proceso erosivo de millones de años en el que la acción del agua de la lluvia ha ido puliendo las rocas calcáreas de la cueva creando las salas.

De este proceso se formaron también los lagos y las estalactitas y estalagmitas. ¿Sabías que cada año crecen entre 0,2 y 1,6 mm? Son la excusa perfecta para visitar las Cuevas del Drach cada vez que te escapes a Mallorca.

Devo López