Cuenta la leyenda que allá por el siglo XIX, el azulejo estaba de moda entre las familias portuguesas adineradas que regresaban de Brasil. Para demostrar su nivel adquisitivo, comenzaron a decorar sus fachadas con este material resistente a cualquier inclemencia.

Con el tiempo, la moda pasó a ser cultura. Hoy, es el sello de identidad de la ciudad de Oporto, la segunda más importante de Portugal. No existe pared sin un azulejo. Los hay de todos los colores y formas, aunque el más común es el azul, presente en las Iglesias y edificios históricos.

¿Quieres descubrirlos? ¡Sigue leyendo!

Comenzaremos desde la Avenida de los Aliados que entrelaza el estilo antiguo y moderno. En este punto neurálgico veremos hasta cinco atractivos turísticos gracias al acusado desnivel de la zona. Por un lado, la Câmara Municipal do Porto (el Ayuntamiento) ubicado en la Plaza de la Libertad cuyas edificaciones blancas nos recuerdan a la Gran Vía madrileña. A continuación, se nos abren dos caminos: subir hasta la Iglesia y Torre de los Clérigos o bajar hacia la Estación de Sao Bento.

Si escoges la primera opción, prepárate para hacer cardio. Alzándose a 75 metros de altura y con más de 200 peldaños, la Torre de los Clérigos (s.XVIII) ofrece una vista panorámica de todo Oporto. Un rincón perfecto para disfrutar de una puesta de sol que te quedará grabada para siempre en el alma. Al igual que la famosa Livraria Lello, a tan solo cinco minutos caminando. Pero, ¿qué tiene de especial? La respuesta es sencilla: su asombrosa arquitectura y Harry Potter.

Oporto librería Lello
Interior de la librería Lello en Oporto (By Michał Huniewicz vía Wikimedia Commons)

Abierta desde 1906, curiosos y amantes de la lectura aterrizan en este lugar impresionados por el estilo neogótico de sus paredes, techos y la serpenteante escalera de madera tallada. Considerada como una de las librerías más bonitas del mundo, cuenta con más de 300.000 libros en diferentes idiomas, incluido el español. Dicen que su interior inspiró a J.K. Rowling para escribir Harry Potter, ¡y no nos extrañaría!. Así que, ¿qué mejor souvenir que un ejemplar de tu próxima novela favorita? Además, ¡te descuentan el coste de la entrada del precio final de tu compra!

Tras recorrer las zonas altas, descenderemos hasta la Estación de Sao Bento. Podemos asegurar y aseguramos, que estamos ante una de las estaciones ferroviarias más bonitas del mundo.

Nunca habrás visto una semejante. Aquí no solo podrás coger trenes a otros puntos del país o, incluso, de España, también descubrirás el pasado de Portugal. Digamos que la estación es un museo en sí misma, ya que en sus paredes están los momentos históricos más importantes del país en más de 20.000 azulejos pintados en color azul.

En la mismísima puerta veremos nuestra siguiente parada: Sé do Porto. La Catedral de Oporto es una antiquísima fortaleza medieval del siglo XII que fue reformada con un estilo barroco. A diferencia de su interior recargado, su exterior no es muy ostentoso pero posee de una de las vistas más románticas del casco medieval declarado Patrimonio de la Humanidad en 1996 por la UNESCO. Para llegar hasta él te aconsejamos seguir este itinerario.

El casco antiguo

Nos dirigimos hasta el Ponte Dom Luís I, el puente más fotografiado y transitado de los siete que posee la ciudad. Puede cruzarse por la plataforma superior – a 45 metros de altura- o por la inferior, a ras del Río Duero. Nosotros haremos la ida por arriba y la vuelta por abajo.

Ir de un extremo al otro te llevará unos 10 minutos ya que tiene una longitud de 385 metros además de unas vistas de infarto. No obstante, te aconsejamos descansar y disfrutar de la estampa tomando un vino en el Jardín Morro o en la parte baja de la Villa Nova de Gaia donde encontraremos las principales bodegas de Oporto. La más famosa es Sandeman, con tres siglos de historia, aunque todas ofrecen rutas guiadas con una cata de vinos gratuita al final.

¿Sabías que el vino de Oporto pertenece a la categoría de fortificados? ¿No sabes qué significa esto? Se trata de la interrupción del proceso de fermentación. En este caso, se añade aguardiente vínico para darle al vino un grado de alcohol superior y un dulzor exquisito. ¡Enólogos a catar!

¿Que lo tuyo no es el mundo vinícola? Entonces te invitamos a que te deleites viendo la clásica estampa del corazón medieval de la Ribera o que vuelvas a cruzar el Puente de Don Luís y la contemples desde allí mismo. ¿Y qué tal un paseo en un tradicional rabelo portugués por el Duero? Si con tantas actividades se te ha abierto el apetito…¡Apunta estos platos típicos!

La gastronomía de Oporto: francesinhas, pasteles de nata o bacalao

Para evitar que el vino se suba a la cabeza, aconsejamos las francesinhas, un plato no apto para cualquier estómago. Se trata de un sándwich de embutidos con mucho queso fundido por encima y huevo -opcional-. Las encontrarás por todas partes.

Asimismo, el bacalao tampoco puede faltar en la cocina lusa desde que los vikingos trajeron este manjar a tierras portuguesas. ¡Lo cocinan de muchísimas formas! Y si ya te va apeteciendo algo más dulce… te informamos de que tienen el postre perfecto: los pasteles de nata.

Les recomendamos los que elaboran en la Confitería del Bolhão y en Fabrica da Nata. Nunca nos habían cautivado tanto con un solo bocado.

Si quieres conseguir los mejores productos locales visita el Mercado do Bolhão, ubicado cerca de la calle más comercial, Rua Santa Catalina. Aquí encontraremos el Café Majestic, uno de los más bonitos, lujosos y caros de la ciudad.

Más allá del casco antiguo

Dejándonos llevar por el Río Duero nos encontraremos la Iglesia de San Francisco, la más controvertida, por tener su interior cubierto con más de 100 kilos de pan de oro. De hecho, durante años estuvo cerrada ya que la consideraban un agravio hacia la pobreza que sufría el país.

A unos pocos escalones, el que fuera un homenaje a los mercaderes que invertían en la ciudad: el Palacio de la Bolsa (1910). En la actualidad, ha sido reconvertido en museo y sala de exposiciones. Volviendo al paseo que bordea el río, ponemos rumbo al Museo del Carro Eléctrico.

Allí descubriremos en profundidad la historia de un medio de transporte que, aún hoy, posee especial protagonismo en la ciudad. De hecho, si te apetece disfrutar de la experiencia única que es dar un paseo en su interior, puedes hacerlo por 6 euros, ida y vuelta. ¡Nos vamos a la playa!

Última parada: ¡Foz!

A tan solo 15 minutos del corazón de Oporto podemos respirar el aire fresco del Océano Atlántico. La zona costera de Foz es la favorita de los surferos y quienes necesitan tener el mar cerca. Sus más de 17 kilómetros de playas alumbrados por el Faro de las Felgueiras la convierten en una bonita serendipia. ¡No hay mejor forma para terminar nuestro viaje!

Como habrás podido comprobar, Oporto es un destino encantador. Perfecto para escapadas improvisadas en las que la propia ciudad es quien te cuenta sus secretos y te enseña sus rincones más escondidos si nos dejamos llevar por el flujo de sus calles.

Devo López