El primer fin de semana de septiembre, cuando los días todavía son largos y aún sentimos la resaca emocional de agosto, en un barrio de Ferrol, una pequeña ciudad en la provincia de A Coruña, se celebra un encuentro cultural de lo más especial. Fotógrafos, cantantes, pintores y escultores dan a luz a múltiples Meninas que se reflejan en las paredes de muchas casas abandonadas y en esculturas que aparecen al doblar cualquier esquina.
A su vez, el propio barrio cobra luz entre los locales y foráneos que se sumergen por unas horas en un evento de arte callejero que recupera el cuadro más conocido de Velázquez con un objetivo social: revivir una zona deprimida de esta ciudad.
Esta iniciativa cultural comenzó hace doce años en Canido, uno de los tantos barrios ferrolanos olvidados. Una ciudad en la que el paro asomó durante la crisis y de la que muchos tuvieron que marcharse para conseguir trabajo. En concreto, este barrio ubicado en lo alto de la ciudad, fue uno de los lugares más castigados, con un sinfín de edificio abandonados. El artista local, Eduardo Hermida, consiguió que el barrio resurgiera de las cenizas, fruto de la resignación de verlo deteriorándose con el paso del tiempo. Suya fue la primera Menina que apareció en una de las fachadas. Su intención era la de sacar la obra de Velázquez del Museo del Prado y de “los contenedores establecidos”.
El misterio que genera la obra da juego para traspasarla a las calles y durante tres días al año la obra sale “de la jaula de cristal para que forme parte de este ambiente festivo”.
En las primeras ediciones, pintores y artistas locales iluminaron las paredes de coloridas Meninas: bucaneras, payasas, republicanas, surferas… Las Meninas de Velázquez empezaron a aparecer en los edificios abandonados del barrio llenándolos de vida.
Poco a poco este movimiento artístico ha ido traspasando fronteras y ya son muchos los pintores y escultores que llegan a Ferrol de todas partes del mundo para contribuir con su propia Menina.
Precisamente, una de las obras más llamativas en todo este museo al aire libre, es el mural de Lily Brick (@lily.streetart en Instagram), una joven artista callejera de Lleida que visitó Las Meninas en 2018 y recuerda que “el lugar es precioso, la gente una pasada y como experiencia artística fue muy fructífera”.
A día de hoy son cientos de miles las personas que han visitado este museo abierto que se encuentra entre las pequeñas calles que rodean el Cruceiro, punto neurálgico de Canido.
Concretamente, el año pasado se contaron más de 100.000 asistentes entre los tres días de celebración y más de 60.000 durante el resto del año, cuando acuden excursiones de colegios, grupos aficionados al arte o simples curiosos. El ambiente no puede ser más festivo, grupos de música tocando en directo, pandillas de amigos que se reúnen en los bares cercanos para sentir que forman parte del proyecto… Los artistas hacen piña, los que vienen de fuera duermen en un convento preparado para la ocasión, desayunan juntos y crean un espíritu creativo entre todos. Las vecinas “de toda la vida” sacan bebidas para repartir entre los pintores, contentas de que les alegren el barrio con colores y arte. La fiesta comienza desde temprano y prácticamente no se duerme hasta el tercer día.
Ya son más de 400 obras las que adornan las fachadas del barrio y las que le han dado fama a la ciudad. Nuestro recorrido favorito comienza en la plaza del Cruceiro, para los que no lo sepan, los cruceiros gallegos son monumentos de piedra en forma de cruz erigidos sobre un pilar.
Continuamos el recorrido por la calle Alegre y Navegantes y nos perdemos por alguno de los callejones que encontramos a ambos lados. El truco para encontrar las mejores Meninas es perderse entre la multitud. La Menina se ha convertido en un icono del barrio, incluso algunos establecimientos lo utilizan como parte del decorado, hasta el mobiliario urbano tiene forma de Menina.
Caminando llegamos a una pared blanca en la que vemos “Reservado para Banksy 1906” y al lado aparece una pareja de guardia civiles besándose. La marca de cerveza Estrella Galicia, hizo una campaña de publicidad inimaginable en 2017 para conseguir que el gran artista callejero anónimo acudiera a pintar a las Meninas. Mandaron la invitación a los medios más conocidos de Francia, Reino Unido e Italia y unos meses más tarde pasada aquella edición, una misteriosa obra apareció en el lugar reservado para Banksy.
Eduardo Hermida, artífice del festival de las Meninas, sigue convencido de que “hay un respeto muy grande entre los artistas callejeros, no se tapan las obras entre ellos y la firma está ahí. No podría entender que un artista utilice una firma de otro”. El círculo de amigos del artista no ha confirmado ni desmentido que sea obra de él.
En esta onceava edición de septiembre, tal como se encuentra el panorama nacional tras la actuación del COVID-19, el festival se encuentra entre signos de interrogación. Sin embargo, desde la organización confían en que se celebre con normalidad.
Sandra Rego