Entrevistamos al doctor Mariano Escudero Piñel (Dentalmep) para saber más sobre la importancia de la salud de nuestras bocas en nuestro día a día. Con él, marcamos también algunos propósitos para este nuevo año.

¿Por qué una profesión como esta? ¿En qué momento de tu vida decides estudiar odontología?

Desde pequeño. Siempre he tenido en casa el ambiente de la salud. Mi padre traumatólogo, un abuelo medico del ejército o mi madre farmacéutica. Creo que puede ser la causa, siempre tuve claro que quería dedicarme a la salud y más aún a la cirugía fuera como fuere.

¿Odontólogo se nace o se hace? ¿Es largo el camino en cuanto a formación se refiere?

En esta ocasión sin duda diría que se nace. Es una profesión que te hace estar continuamente en formación y más hoy día donde el dentista y la boca ya es el centro de salud a la par que estético con unas demandas cada vez más exigentes. Odontología se separo hace unos años ya de la medicina (como pasa el tiempo) ahora son 5 años más, 2/3 dependiendo de la especialización.

¿Cómo tratamos los españoles a nuestra boca?  ¿Cómo deberíamos tratarla?

Si la pregunta es a día de hoy. Cada vez el español se preocupa más y más por su salud bucal y el arreglo o cuidado de nuestra boca cada vez coge un papel más importante. Nos queda un camino de aprendizaje y cuidado bucal y, sobre todo, intentar desligar ese concepto que parece que va de la mano de dentista = dolor.

¿Qué importancia tiene nuestra salud bucodental en relación a nuestra salud en general?

Son numerosas las relaciones que existen entre salud bucodental y general. La literatura cada vez es más abundante encontrando relación entre, por ejemplo, problemas periodontales y de corazón. No olvidemos que la sangre de nuestros dientes es lógicamente la misma así el riesgo de sepsis por infección bucal es muy importante.

¿Qué consejos darías como acciones preventivas y proactivas en el cuidado de nuestros dientes?

Sin lugar a duda visitas desde muy pequeños para familiarizarse con las clínicas dentales, empezando por los odonto-pediatras encargados de tratar y orientar al niño y al padre desde pequeño hacia un camino de hábitos y cuidados de salud bucodental. 

En adultos sacar 1 hora al año creo que es posible para asegurarnos que todo funciona correctamente, revisar y limpieza profesional. Tratando todo lo que precise y, obviamente, mantener una correcta higiene bucal.

¿Cuáles son los problemas más comunes con los que te has encontrado? ¿Alguno de ellos se podría haber prevenido un buen cuidado de nuestras bocas?

Enumeraría 2 problemas fundamentales, el problema en las encías (sangrado al cepillado) donde no siempre, pero la mayoría de las veces se asocia a una incorrecta higiene que origina que la placa bacteriana se acumule provocando el sangrado, la conocida gingivitis. Y el otro sería el de las caries. Un problema multifactorial en el que las higienes, la dieta, la saliva o la disposición genética influyen en su aparición. Algunas, hoy día, no son controlables o modificables pero otras sí.

¿Crees que el que tengamos un menor trato con  nuestro dentista que con nuestro gimnasio podría ser a causa de la odontofobia? ¿Tiene cabida esa fobia en los tiempos que corren?

Sin lugar a duda, la odontofobia se basa en malas experiencias que en muchos casos son heredadas por nuestros padres o abuelos.

En muchos casos los niños de hoy día se portan y colaboran mil veces más que los adultos. La odontología pasada causó muchos daños psicológicos pero, como todo, en este caso la dentistería ha avanzado de la mano de la tecnología y hoy día disponemos de maquinarias que aunque no sean agradables hace que el tratamiento fluya de manera indolora. Usando tu símil, no se sufre más en el dentista que en el gimnasio o un centro estético. Yo sufro más cada día con Airam, mi entrenador,  o con Anaís, mi fisioterapeuta, que en mis tratamientos o revisiones dentales.

Hemos vivido y estamos viviendo una nueva normalidad. ¿Afecta de alguna forma al trato con el paciente?

Un reciente estudio publicado en el American Journal hace referencia a ellos y pone a los dentistas como la profesión más expuesta a esta situación vírica por ser nuestro medio de trabajo precisamente la boca. Es por ello que por parte de los colegios se han propuesto normas y protocolos para proteger y convertir las consultas en un lugar seguro tanto para el profesional como para el paciente.

Inmersos en esa nueva realidad vemos nuevos problemas en nuestra salud bucodental, el estrés ocasionado por la situación acrecienta problemas como el del bruxismo y en casos extremos la rotura de lagunas piezas, ¿podemos ponerle freno a este problema?

La literatura médica y las publicaciones son muy  numerosas sobre este campo ya que uno de los principales problemas por desgracia que afecta al bruxismo es el estrés y, sintiéndolo mucho, de eso hay demasiado.

Uno de las principales causas del bruxismo es la mala oclusión así que empezando por ahí, combinamos fisioterapia mandibular y férulas de protección como caminos a seguir para hacer desaparecer este desorden que, si no es tratado, lleva a problemas cervicales, clicks articulares y pérdidas por fractura de incluso todas las piezas dentales.

Otro ¨problema¨, el de las redes sociales y los ¨challenges¨, por ejemplo, como los que vemos en TikTok, la red social en auge, ¿Qué opinas de qué personas influyentes viralicen un reto en el que se propone limarse los sientes en casa?

Lógicamente las redes forman parte de nuestros día a día en todos los campos y la odontología no se salva. Las uñas, el pelo, las cremas mágicas y los dientes no iban a ser menos. Mi opinión es la de cualquier dentista. Ese desgaste al igual que otras modas como el carbón (cepillado) genera daños irreversibles en los dientes. Pudiendo incluso llevar a perder las piezas con lo que ello supone.

¿Qué propósitos metería en nuestra lista de propósitos si pudiera?

Darnos una oportunidad a los dentistas. Cada vez estamos más formados y disponemos de tecnología más avanzada suficiente para que tu revisión y cuidado bucal no se transforme en un sufrimiento sino en una rutina sin más. 

Fotografías: Francisco Fernández                                                                                                          
Texto: Paola Bonilla