Las restricciones emocionales han sacudido nuestro cuerpecito y nos han dejado frágiles. Entre el teletrabajo, La isla de las tentaciones, Netflix y demás parece que no nos damos cuenta. Pero hay una fragilidad central, áspera, ahora más presente en este mundo extraño. Las limitaciones nos empujan a definir nuestras relaciones para poder reunirnos en domicilios con no convivientes. «Nosotros, entonces, ¿qué somos?» Sin embargo, en estos momentos quizás nos apetece más quedar con nuestro círculo más íntimo de amigas, que con algunos miembros de nuestra familia. Las jerarquías relacionales están cambiando y, al fin, nos hemos dado cuenta de que para (sobre)vivir, necesitamos una red sólida a nuestro lado.

Esto ya lo he dicho antes:

Los libros de la mesilla:

Cuando leo a Brigitte Vasallo no puedo parar de asentir con la cabeza: “claro, claro que sí, cuánta razón, madre mía, como no había pensado en esto antes”. En su libro, Pensamiento monógamo, terror poliamoroso, Vasallo habla de poliamor y de monogamia, de neoliberalismo sexual y de la importancia de los cuidados y lo afectos.

Así que una se acerca a este libro porque está ahí, iniciándose en el poliamor, analizándose una y otra vez para superar los celos, el miedo a la sustitución, la dependencia y esa sensación tan narcisista de querer ser la única, la especial, la irrepetible. Una quiere ser la más moderna, la más deconstruida, porque estamos en 2021 y siente que la monogamia no funciona, entonces decide abrir la relación y empezar a acostarse con todo el mundo. Pero, SPOILER, sale mal. Porque a pesar de lo que creemos, el poliamor no es solo acostarnos con más personas.

Brigitte recalca la idea de que en esta sociedad tendemos a colocar el sexo siempre en el centro. El sexo es la marca para jerarquizar nuestras relaciones. La sociedad entiende que nuestro novio/a ha de ser la relación prioritaria, la que lleva el peso de cuidarnos, de sostenernos, la que nos proporciona seguridad, cariño, afecto, sexo y amor. Después, colocamos el resto de relaciones de nuestra vida. ¿Pero qué pasa cuando nos quedamos solteras? Cuando la relación prioritaria deja de existir, el vacío es tremendo. En ese momento las relaciones secundarias -amigas, familia- cubren esa necesidad de afecto y cuidados y ese tiempo extra ahora disponible para ellos, volverá a verse reducido en el instante en el que comencemos una nueva relación romántica.

Rompiendo todos los prejuicios iniciales, este ensayo ni es un escrito que intenta convencer de que el poliamor es la solución de todos los males del amor romántico, ni tampoco es un manifiesto en contra de la monogamia. La autora solo abre las ventanas hacia nuevas formas de relacionarnos y nos propone la necesidad de extender nuestra relación principal a más personas y construir redes emocionales plurales, de cuidados y de apoyo mutuo.

La luz en la oscuridad:

Con el estrés de contenidos con los que vivimos actualmente, esa ansiedad que nos obliga a estar al día de todo: los podcasts de más de una hora, los quinientos veintisiete artículos sobre los locos años que vendrán tras la pandemia, las newsletters repletas de recomendaciones, ese nuevo canal de twitch del que tanto te habla la más joven de tu grupo, las notas de voz de tres minutos de tu madre… cada vez me es más difícil recomendaros algo de ficción para vivir otras realidades. Pero si tuvierais ganas de ver algo ligerito, la serie Easy de Netflix es perfecta.

En esta ficción coral, que a pesar de tener tres temporadas ha pasado desapercibida dentro de la plataforma, se abordan temas muy actuales como el poliamor, la sexualidad, la diversidad, la ruptura con los modelos de familia clásicos, y las diferentes relaciones de unos protagonistas con lo que es fácilmente identificarse; podrías ser tú o yo, tu compañera de piso o tu pareja. Reconozco que hay algún capítulo flojo y que, en ocasiones ,se utiliza la moraleja final para cerrar las tramas, pero, en mi opinión, se respira frescura. Además, estas píldoras de menos de cuarenta y cinco minutos las convierten en ideales para consumir en estos tiempos líquidos.

Penas y poemas:

“Do you believe in life after love?”

El otro día, encontré este cover de Okay Kaya del éxito de Cher, Believe, quizás la canción que más veces he cantado con amigas en un karaoke.

Unos trazos:

Y, para terminar, una efeméride. Pronto se cumplirá un año del inicio de este nuevo mundo.

Aquí me despido. Nos leemos pronto.

Sara Herranz