Entrevistamos a Agoney Melián, empresario joven, entusiasta empedernido y presidente de la Asociación de Jóvenes Empresarios en Canarias (AJE Canarias).
Casi siempre que comienzo una entrevista pregunto lo mismo, ¿quién es Agoney Melián?
Te mentiría si te dijese que lo sé al 100%, ya que me paso la vida redibujándome. Si tuviese que describirme a mí mismo, diría que soy una persona soñadora y romántica que cree que todo es posible. Esto no lo digo como una “parrafada” de libro de autoayuda (ríe), sino porque verdaderamente lo pienso. Desde que era un adolescente, siempre he sido un inconformista y me he implicado en cambiar todas aquellas cosas que me parecía que eran mejorables y así comencé la que recuerdo como primera hazaña; cambiarle el nombre a mi instituto a través de UDECA (Unión de Estudiantes de Canarias).
Ésta es una historia que nunca he contado en público pero que es cuanto menos divertida. Yo soy de Gran Canaria, de La Isleta, un barrio enorme y en cuesta donde históricamente solo había un instituto, “el lechuga” le llamaban por su característico color verde. Al pasar a secundaria inauguraban un segundo centro justo en el polo opuesto. De un centro educativo al otro había una cuesta inmensa, nada agradable de transitar.
Oficialmente, al “lechuga” le denominaron I.E.S. Isleta y al nuevo centro, I.E.S. Nueva Isleta. A priori puede parecer algo inofensivo, pero para mí fue un drama, ya que UDECA cada vez que quería mandarme información en papel la mandaban al centro equivocado. Recuerdo perfectamente el día que, alineado con algunas compañeras de batallas, decidimos que teníamos que hacer todo lo posible para conseguir este cambio de nombre. Yo ya había bajado unas cinco veces a buscar documentación y no me apetecía seguir haciéndolo.
Empezamos toda una “estrategia”, hablando con otros alumnos, profesores…Conseguimos entusiasmar hasta al personal de limpieza. Creo que generamos mucha ilusión y eso hizo que la idea fuese tomando consistencia.
Era la comidilla del instituto; por los pasillos solo se hablaba de posibles nombres: Negrín, Manolo Vieira… Todo el mundo hacía algún comentario al respecto y ésto nos facilitó mucho la tarea. Un profesor de dibujo nos habló de un escultor canario, Tony Gallardo, en aquel momento nos miramos y pensamos… ¡habemus nombre! Hablamos con este profesor, que abrazó la idea con entusiasmo, y se convirtió en nuestro mayor aliado durante el proceso. Finalmente, lo logramos, lo llevamos al consejo escolar y lo siguiente que recuerdo es preparar una semana conmemorativa sobre el escultor en la que participaba todo el instituto.
No fui consciente en aquel momento de lo importante que es la ilusión y creer en las cosas para que salgan adelante. Esta anécdota puede que sea la definición más cercana de quien soy, una persona soñadora que cree en otra forma de hacer las cosas por muy difícil que parezca.
Otra pregunta fetiche, ¿qué querías ser «de mayor» cuando eras niño?
Quise ser médico hasta que me caí por primera vez, vi la sangre y casi me desmayé. Fue toda una revelación. Después quise ser piloto, hasta que me monté en un avión y pensé que yo no estaba hecho para aquello. Sucesivamente y, quizá, como casi todo adolescente, entré en un bucle de profesiones inconexas que me duraban un tiempo: veterinario, abogado, astronauta, ¿te imaginas? Quizás esta última profesión tenía asociada alguna idea fantasiosa de llegar a la Luna. Acabé siendo sastre en un giro inesperado de los acontecimientos y, aunque en la actualidad no ejerza, la sastrería me enseñó que en cuidar los detalles se encuentra la excelencia. También aprendí que, a veces, hay que hilvanar fino y que si el patrón no sirve hay que hacer uno nuevo. Aprendizajes muy útiles para mi vida empresarial.
“La sastrería me enseñó que en cuidar los detalles se encuentra la excelencia.”
Lo que nunca estuvo en mis planes fue ser empresario. Durante toda mi etapa educativa no fue una opción. Incluso cuando estaba en segundo de bachillerato y hacíamos acciones de orientación laboral, nunca nos enseñaron lo que era emprender y es, quizás por eso, que mis primeros años como empresario fueron tan accidentados.
Dicho esto, y sabiendo todo lo que sé, si me preguntan ahora qué me gustaría ser de mayor, te diría que me gustaría mejorar la vida de las personas allá donde pueda aportar algo de mí.
¿Cómo llegas a ser presidente de AJE Canarias?
De la misma manera que me hice empresario, con una gran dosis de inconsciencia y mucha ilusión. Aunque parezca una broma, todo empezó con un reconfortante paseo por la playa de Maspalomas con en el que en aquel momento era el presidente de la organización, mi admirado Pedro Andueza.
La conversación fue frenética, caminamos tanto que en un momento determinado no sabíamos en qué parte de la playa estábamos, ni dónde habíamos dejado nuestras cosas. Charlamos sobre lo difícil que era emprender en Canarias, la necesidad de que nuestro colectivo tuviese más representatividad para contar nuestra problemática, lo importante que era ser trascendentales y llegar a cada rincón de la sociedad siendo útiles. Fue apasionante. Cuando estábamos camino de vuelta y muy tímidamente, Pedro me miró y me dijo que yo podría ser el próximo presidente. Entré en pánico y con el hilo de voz que me quedaba le dije que no sabía si estaba preparado para ese reto.
Pasaron los días y aquella afirmación no dejaba de rondarme la cabeza. Empecé a hablar con mi entorno más cercano y me sorprendió la forma en la que me animaban a dar el paso. La gente tenía muchísima fe en esta idea y poco a poco, pasado el shock, llamé a Pedro para decirle que quería pedir a mis compañeros y compañeras el apoyo para poner en marcha un proyecto de organización ambicioso, que no se quedase en la superficie, que fuese transgresor y que cumpliese con todas aquellas metas que habíamos planteado en la orilla del mar.
Lo siguiente ya te lo puedes imaginar. Hablé con ellos y en diciembre de 2020 me dieron su confianza para hacer que las cosas sucedan. Desde entonces, me he dejado la piel para hacerlo lo mejor posible y, aunque hay días que me despierto con mucho vértigo, sé que lo que estamos haciendo valdrá la pena.
Hemos leído muchas de tus entrevistas, pero los lectores de Pocket siempre piden más, ¿serías capaz de mojarte? Allá vamos, ¿qué aspectos negativos y positivos te encontraste en la asociación cuando conociste sus entresijos?
Quien me conoce bien sabe que “vivo mojándome” así que no tengo ningún problema. Cuando llegué encontramos una organización incomunicada y poco accesible, con pocos recursos económicos y con grandes retos sociales por delante. La igualdad, la digitalización, la diversidad o el fomento de la cultura emprendedora eran desafíos claros.
Veníamos de un período oscuro dentro de la organización en el que los conflictos habían sido la tónica general, debilitando la imagen y alterando la hoja de ruta.
Ante este panorama, el gran éxito del equipo que conformamos esta transición fue trabajar para sentar las bases de una organización unida y cohesionada. Hemos conseguido mejorar las cosas porque todos nuestros esfuerzos están puestos en los objetivos importantes y porque la experiencia nos indica que la unión es el único camino que nos llevará a devolver la esperanza a la juventud de Canarias.
Hemos aprendido la lección y ahora entendemos la asociación como un proyecto común de utilidad pública y que, sin duda, tiene una responsabilidad tremenda en la sociedad.
¿Qué fue lo primero que quisiste cambiar? ¿Lo has logrado?
Creo que el primer cambio palpable ha sido construir una organización donde las personas sean importantes. Estamos destinando muchos esfuerzos a poner al asociado en el centro de nuestra toma de decisiones. No es fácil porque hay mucha diversidad dentro del colectivo, somos multisectoriales y esto nos lleva a tener que pensar desde muchos puntos de vista diferentes.
Los jóvenes empresarios no son solo aquellas personas que están empezando, tenemos empresas que facturan 40 millones de euros y otras a las que les cuesta pagar su cuota de autónomo. Aquí está la magia, somos capaces de sentarnos en la misma mesa y reconocernos por nuestro nombre, sin pensar en la cuenta de resultados.
“El amor es más poderoso que el odio para conseguir objetivos.”
Aún falta un largo recorrido, pero creo que, poco a poco, vamos sumando almas a la idea de construir un lugar amable donde los cuidados y el cariño sea la tónica general.
Pienso que la única forma de hacer que las cosas sucedan es entender nuestra diversidad y aprender de ella. Desde luego estoy convencido de que cuando me vaya ésta será la filosofía de nuestra organización, porque funciona. El amor es más poderoso que el odio para conseguir objetivos.
¿Con qué cambios sueñas a medio y largo plazo?
Me gustaría que la asociación fuese útil para la sociedad y que se convirtiese en palanca de cambio para que Canarias y España fuesen ecosistemas favorables para el emprendimiento y la innovación. En la juventud debe estar ese cambio y nosotros hemos empezado nuestra pequeña revolución.
En el mundo de la empresa me gustaría ver cómo ese concepto del que tanto hablo, las “empresas de colores”, empieza a proliferar. Esta idea que puede tener un componente romántico no es muy diferente a mi filosofía para AJE. Me gustaría ver compañías en las que las personas son lo más importante, en las que los valores estén claros y tengan coherencia y no sean sólo un eslogan. Para que esto ocurra aún queda mucho recorrido y no será responsabilidad solo de las empresas, dependerá de organizaciones y trabajadores crear ese nuevo horizonte amable, pero estoy convencido de que se puede conseguir.
Me gustaría que quedase claro que las empresas se constituyen para ganar dinero. Una empresa sin facturación no es una empresa y, de hecho, para construir un entorno favorable para todos, en muchas ocasiones, es necesario el dinero. La diferencia para mí es la forma en la que este se consigue.
¿Qué diferencia a un autónomo de un empresario? ¿Y a un emprendedor de un empresario?
Para mí un autónomo es un empresario, porque desde el momento que tienes la valentía de enfrentarte al vacío y la incertidumbre del mundo de la empresa ya eres empresario. Luego podemos valorar las complicaciones según el tamaño de tu compañía, pero en todos los escalones hay dificultades.
Respecto al emprendedor, para mí, es aquella persona que tiene una idea de negocio y comienza a planteársela. Es la gestación primaria de un empresario/a. También es la parte alegre del mundo empresa porque ser emprendedor es bueno, todo el mundo te quiere, hacen planes para que lo seas, te nombran constantemente en positivo y la sociedad y la política sienten un especial aprecio por ti. Luego te das de alta, empiezas a generar empleo y riqueza, intentas aportar valor añadido a la sociedad, te conviertes en sufridor profesional y ya eres empresario. Curiosamente pasas a ser malvado y a recibir un estigma, desde mi punto de vista, mezquino y cruel que no te mereces. Algo que tenemos que cambiar en el futuro si queremos conseguir más empresas de colores.
Desde dentro y con la experiencia que dan los años, ¿por qué están tan mal valorados los empresarios? ¿Por qué esa mala fama?
Supongo que algo de responsabilidad tendremos los empresarios de manera histórica, solo hay que mirar atrás para darse cuenta de que en algún momento no hemos estado acertados. Pero creo que hay que hacer una revisión inmediata de esta visión porque los tiempos han cambiado y los empresarios y empresarias también.
La política o la televisión nos hacen un flaco favor. Nos pasamos la vida haciendo una construcción social y desfasada de lo que es la empresa y la evidencia más clara la encontramos en la serie Los Simpson en la que se nos muestra a un despiadado Montgomery Burns como representación de lo que es un empresario. Como puedes imaginar, no me siento ni lo más mínimo representado por este señor.
Es el momento de la reconciliación porque los paradigmas están cambiando y en eso estoy muy enfocado. No podemos seguir viviendo con el señalamiento de ser presuntos delincuentes todo el rato, porque no lo somos, somos gente normal que ha tenido una idea y la ha querido llevar a cabo con sacrificio.
Me gustaría que se reconociese la enorme importancia que tienen las empresas en la sociedad. Estoy convencido del poder transformador de las mismas cuando se lo proponen y esto es muy fácil de entender. Si yo en mi empresa estoy concienciado con la sostenibilidad, la igualdad o la diversidad, el impacto que eso tiene en mi entorno es brutal.
¿Cuál es la realidad actual a la que se enfrenta el emprendedor que quiere comenzar a desarrollar su idea de negocio? ¿Y cuál es la del empresario joven que abrió su negocio en la crisis anterior y que ahora se enfrenta a una nueva?
En ambos casos el escenario es similar, un escenario con mucha incertidumbre. Sin duda la crisis de la Covid-19 no acabará cuando pase la crisis sanitaria porque el daño es tan profundo que aún no somos capaces de ver las consecuencias reales de esta situación. Sin embargo, soy una persona optimista y pienso que siempre es un buen momento para emprender si tu idea de negocio tiene cabida.
Para mi la clave del emprendimiento es preguntarte: ¿Qué soluciona mi negocio? Es ahí donde te darás cuenta de si vas por el buen camino. Me preocupa mucho que haya gente que se esté planteando emprender solo por generar autoempleo, porque en el mayor número de los casos, la cosa no suele salir bien.
Respecto a aquellos que abrimos nuestros negocios durante la crisis anterior, considero que éste es el momento de volvernos creativos, formarnos y dar un paso al frente para decirle al mundo que queremos ser la vacuna a esa gran crisis económica que ya está asomando. No nos ha quedado otra que ser resilientes y es ahora cuando esta cualidad se ha vuelto imprescindible en el mundo empresarial.
¿Qué ofrece al joven empresario la Asociación de Jóvenes Empresarios?
Cuando decides dar el paso y emprender te encuentras muy solo. Nadie puede entender que trabajes horas interminables y al final puede que debas dinero, ni siquiera tu familia. Este fenómeno es conocido como “la soledad del emprendedor”. El primer propósito del colectivo es que tengas muy cerca a personas que lo han pasado, o lo están pasando, para escucharte y apoyarte. Puede parecer una tontería, pero la inestabilidad emocional en la que entras cuando te haces empresario es tremenda.
Aunque ese para mí es el valor fundamental del colectivo, hay otras cosas que me parece que son imprescindibles. AJE Canarias ha puesto en marca un punto de asesoramiento con staff propio (Punto Amigo AJE) para que aquellas personas que piensan en emprender o están en fase de consolidación de su proyecto encuentren apoyo humano. También somos centro de innovación en Tenerife a través de RED CIDE para informar y acompañar a aquellas personas que quieran pedir alguna subvención y hemos firmado hace muy poco un acuerdo con AVAL Canarias para conseguir acceso a la financiación a los proyectos de la juventud empresaria.
En resumen, compañía, asesoramiento y apoyo cuando lo necesitas.
Y los políticos e instituciones, ¿son conscientes de cómo las ayudas que dan excluyen a muchos empresarios por el hecho de no estar en quiebra total?
Creo que la administración no estaba preparada para esta crisis y así ha quedado demostrado. Nos cambiaron las reglas del juego en veinticuatro horas sin previo aviso y tanto las empresas como las personas tuvimos que hacer auténticos malabarismos para seguir en pie.
Ahora es el momento de ser valientes para cambiar las cosas, por sentido común. Si los mecanismos legales no sirven tendremos que cambiarlos para hacer frente a una situación excepcional. Que una ayuda haya tardado un año después de ser solicitada deja en evidencia al sistema.
Estoy convencido de que hay mucha gente en política muy válida y con buenas intenciones, por eso, quien decida ser valiente va a contar con nosotros. Ya no sirve el “siempre se ha hecho así” o “la legalidad no me lo permite” porque las reglas y la política deben tener un único objetivo: mejorar la vida de las personas. Incluso, de las personas empresarias (sonríe).
Sé que eres una persona con una fortaleza destacada y todo un líder al que, además, le gusta ver siempre el vaso medio lleno. ¿Qué les dirías a todos esos jóvenes que se están planteando lanzarse al mundo de la empresa?
Lo primero que les diría es que lo hiciesen porque tienen una buena idea y mucha ilusión, no por que necesiten emplearse. También quiero que sepan que no están solos, que estaremos aquí para ayudarles y acompañarles en el camino. En mi caso quiero decirles que no les voy a fallar, que pueden contar conmigo.
Ser empresario es algo maravilloso porque a pesar de las dificultades, vives rodeado de propósitos. ¿No debe ser eso la vida? ¿Tener un propósito por el que levantarte cada mañana?
Les diría que se formen todo lo que puedan, que se dejen aconsejar por quienes han vivido la experiencia y que trabajen mucho con toda la pasión que tengan. Los sueños son inútiles por sí mismos. Conseguir tus objetivos lleva trabajo, humildad y mucha constancia.
Por último, les diría que son muy necesarios y fundamentales para conseguir crear una región emprendedora e innovadora. Que sin ellos no será posible reducir el desempleo y crear una sociedad mejor. El mundo necesita a esta gente valiente.
No quiero finalizar la entrevista sin contar un poco tu historia ya que muchos aprendemos y nos inspiramos a raíz de las historias de otros. ¿Con qué obstáculos te has encontrado en el camino? ¿Crees que los jóvenes de ahora podrían encontrarse con los mismos? ¿Algún consejo?
Supongo que mi historia empresarial surge verdaderamente durante la crisis de 2008, cuando la empresa donde llevaba trabajando seis años decide prescindir de mis servicios. En aquel momento, la sastrería dejó de ser una opción porque la ropa confeccionada era mucho más barata. Soy un “buscavidas”, así que rápidamente me puse manos a la obra. Recuerdo que me hicieron una oferta para impartir una formación sobre sastrería. No me lo podía creer, me pagaban por hablar (ríe). Ahí empecé a involucrarme en el mundo de la formación y después de unos años me lancé a crear mi propia compañía: Valtia.
Valtia no surge porque yo sea un genio, ni muchísimo menos. Simplemente me percaté de que en la empresa en la que trabajaba no era capaz de mejorar la vida de las personas con las que intercambiaba mi tiempo.
Aunque ahora mismo no me arrepiento para nada de ser empresario, puedo decir, sin miedo a equivocarme, que me convertí en empresario como consecuencia. Tras percibir que la formación tradicional estaba hecha para un mundo que ya no existía, un día, con una gran dosis de inconsciencia, me lancé con un proyecto en el que nadie creía y que pensaban que era totalmente utópico.
Quería darle un giro de 180º a la forma que hasta entonces teníamos de entender y vivir la formación. Para ello, creé un nuevo concepto basado en experiencias donde las risas, las dinámicas y los buenos momentos no dejan espacio al aburrimiento. Esta es la verdadera esencia de Valtia y el motivo por el surge este proyecto al que me gusta denominar “mi hija mayor”.
UEBOS es mi segunda empresa y nació como una demanda de clientes derivados de Valtia.
Muchas personas de las compañías con las que trabajamos me preguntaban constantemente quién era la marca que se encargaba de nuestro marketing, y la magia no era otra que el propio departamento de arte dentro de Valtia. Tal era el entusiasmo y las preguntas acerca de este asunto, que un buen día, tras más de un año incubando la idea, decido abrir UEBOS Comunicación.
Como te podrás imaginar nos es imposible concebir una compañía sin la otra. Ambas se retroalimentan y, aunque suene tópico, funcionan como una verdadera familia. Donde la hermana mayor cuida de la pequeña y viceversa. Ésta es mi pequeña familia llena de gente maravillosa.
Pero no todo ha sido tan bonito como parece, el primer año me arruiné, literalmente. No tenía formación empresarial, ni experiencia alguna y la gente que contrataba, incluso con la carrera de ADE, sabía aún menos que yo. Muchos han sido los retos a los que tuve que enfrentarme. El más duro fue crear algo desde cero, un momento en el que un paso en falso puede tirar por tierra todo el trabajo realizado previamente.
Se presupone que al ser joven la credibilidad es menor y poner en marcha un proyecto con este hándicap inicial es aún más complicado. Sin duda, creo que esto es algo que se mantiene en el tiempo. El mejor consejo que puedo dar a la juventud que se esté planteando lanzar una idea al mundo es que trabajen mucho la soberbia. Cuando somos jóvenes creemos que lo sabemos todo y luego el golpe es mayúsculo. Les animo a escuchar mucho y abrir la mente todo lo que puedan y más. Solo de este modo podrán aprender e ir forjando su propio camino día a día, con mucha ilusión y determinación.
¿Qué opinas sobre subir o bajar los impuestos?
Creo que el debate es erróneo. En cualquier caso, se está enfocando en si hay que pagar más o menos impuestos, pero creo que la cuestión es mucho más amplia y te respondo con algunas preguntas para que los lectores puedan reflexionar: ¿Los impuestos que ya estamos pagando se están invirtiendo de manera eficiente? ¿Subir los impuestos supondrá que mejore la vida de la gente? ¿Estarías dispuesto a pagar más de lo que ya estás pagando a día de hoy?
Sin duda, el debate es amplio y no sabría responder de manera concreta, pero si lees mis preguntas te puedes hacer una idea de lo que pienso.
En terreno personal de nuevo me atrevo a preguntar, ¿qué personas, películas, series, libros, etc te inspiran o te han inspirado con antelación?
Si me hubieses preguntado hace un par de años te hablaría de personas muy interesantes como podrían ser Steve Jobs, Walt Disney o de Alan Turing. Sin embargo, hoy me inspira gente más cercana como mi compañero Pedro Andueza, vicepresidente de CEAJE y mi antecesor en el cargo. Tiene una empresa tecnológica (Velorcios Group) creada en Canarias. Un chaval de barrio que comenzó vendiendo equipos de informática y que, poco a poco, se ha creado a sí mismo. Humilde, generoso, comprometido y sin grandes pretensiones. Me inspira saber que lo que yo considero éxito, lo tenemos muy cerca y, a diferencia de esos grandes gurús de los que hablaba al principio, Pedro siempre tiene un rato para escucharme, darme un consejo y dedicarme una sonrisa. A veces tenemos los referentes muy cerca y no nos damos cuenta.
Si hablamos de una película que me ha marcado e inspirado lo tengo claro: En busca de la felicidad de Will Smith. Absolutamente emotiva y desgarradora. Esta historia explica exactamente las cosas horribles que a veces no se cuentan y que están detrás del éxito.
Tengo muchos libros pero si me tuviese que quedar con uno te diría que es “Audaz, productivo y feliz” de Robin Sharma.
¿Hay tiempo para Netflix o HBO cuando estás inmerso en el mundo empresarial al nivel en el que tú lo estás?
No solo es que haya tiempo, sino que para aquellas personas que como yo tenemos la cabeza siempre en marcha, se nos hace imprescindible buscar estos ratitos de desconexión para recargar pilas. Todo el mundo debe encontrar estos momentos, sea con Netflix o teniendo una huerta. La vida es mucho más que la empresa.
Recomiéndanos una peli y una serie: Como peli voy a recomendar “Los Goonies”, que es mi película favorita. Como serie les quiero recomendar una que he visto hace poco y que ha hecho que me explote la cabeza: “Years and Years”, que trata sobre posibles futuros. Muy intensa y reveladora.
Ésta sí es la última, ¿qué crees que podemos esperar del segundo semestre de 2021 y de 2022 a nivel económico?
Espero no decepcionarte, pero te mentiría si te dijese que lo sé a ciencia cierta. Lo que sí te puedo decir al respecto es que, utilizando un símil futbolístico, esta batalla la debemos jugar “partido a partido”, con planteamientos cortos y con una planificación modesta. En el año 2021 lo importante es resistir y prepararnos bien para estar en los puestos de salida.
Pienso que el mundo no volverá a ser como antes así que siempre me planteo: ¿Qué podemos hacer para cambiar las cosas y adaptarnos? Desde luego que esta pregunta la dejo abierta a cualquier lector de The Pocket Magazine para que nos pueda dar su visión. Como ya he dicho, y no me canso de decir, esto solo se resuelve si lo hacemos juntos.
¡Muchas gracias por habernos atendido! Ha sido un verdadero placer.