Si te cuesta decir “no” y acabas cediendo a realizar aquello que no quieres y dudas o no sabes cómo pedir un favor o que se haga caso a tus necesidades, ¡sigue leyendo! Te descubrimos un superpoder nuevo, la asertividad, una habilidad que te ayudará a gestionar mejor esas situaciones tan incómodas del día a día.

EL CONCEPTO

Para ayudarte a comprender qué es la asertividad y cómo integrar esta conducta en tu vida, vamos a repasar algunas definiciones ofrecidas por diferentes expertos. 

La conducta asertiva protege ante intentos de manipulación, en la que una persona se ve presionada para que tenga conductas que no desea realizar; por tanto la asertividad favorece relaciones interpersonales respetuosas, fomenta la autoestima y el autocontrol emocional (Güell y Muñoz, 2000).

Por su parte, para el psicoterapeuta Luis Muiño es “uno de los conceptos más importantes para una buena salud mental”. Así la define en el libro “Claves para navegar en medio de tempestades”.

“Se trata de la capacidad de tener relaciones de igualdad con las personas que nos rodean. Y una forma de relacionarnos que conlleva cierto tipo de comunicación no verbal (mirada directa que no presiona, expresión facial distendida y expresiva, etc) y de comunicación verbal (capacidad de alabar, pero también de criticar, mensajes que manifiesten opiniones, necesidades, etc). […] no somos ni más ni menos que nuestro interlocutor”.

Similar a lo que apunta Muiño, para el Dr. José Antonio García Higuera es “la habilidad de expresar nuestros deseos de una manera amable, franca, abierta, directa y adecuada, logrando decir lo que queremos sin atentar contra los demás. Negociando con ellos su cumplimiento”.

¿Y para ti qué es la asertividad?

LOS DERECHOS ASERTIVOS 

En el artículo “la felicidad es perspectiva, amor propio y actitud”, la psicóloga Silvia Congost nos recordaba la importancia de aprender a decir “no”:

“Nos cuesta mucho enfrentarnos al conflicto, pero hay que aprender a decir no, como algo muy necesario para preservar la propia dignidad personal y mantenernos en equilibrio mental y psicológico”. 

De hecho, cada persona tiene la potestad de poder hacerlo. Es lo que se conoce como “derechos asertivos”. El psicólogo e impulsor de la terapia asertiva sistemática, Manuel J. Smith, los recoge en su libro “Cuando digo no, me siento culpable”. 

Aunque la lista es mucho más extensa, hemos intentado resumirla de forma clara y concisa. Eso sí, ten presente que “tus derechos terminan donde empiezan los mios”. 

1.Tenemos derecho a valorar nuestro propio comportamiento, pensamientos y emociones, así como a tomar responsabilidad en su iniciación y de sus consecuencias.

2.Tenemos derecho a no dar razones o excusas para justificar nuestro comportamiento.

3. Tenemos derecho a juzgar si nos incumbe la responsabilidad de encontrar soluciones a los problemas de otras personas.

4.Tenemos derecho a cambiar de parecer, cometer errores y a ser responsables con ellos.

5.Tenemos derecho a decir “no”,  “no lo sé”,  “no lo entiendo” o  “no me importa”.

NADIE NACE ASERTIVO

La asertividad es una habilidad social y comunicativa que rara vez viene de fábrica. Nadie nace asertivo, requiere práctica y terapia. Esto último es muy importante. La mejor manera de aprender, comprender y entrenar la asertividad es con la ayuda de un profesional. 

Además, recordemos que no hay asertividad sin autoestima y ser asertivos en situaciones o con personas que nos generan ansiedad e incomodidad es un acto de amor propio.

Cuando le decimos ‘no’ a los demás, nos estamos deciendo ‘sí’ a nosotros mismos.

Pero, cuidado, no hay que confundirlo con ser estrictamente sinceros ya que la sinceridad, a diferencia de la asertividad, tiende a manifestarse desde el “yo” y resultar agresiva, sin tener en cuenta a la otra persona y, mucho menos, sin aportar soluciones. 

Si alguien se siente señalado lo más seguro es que se intente defender o, como se suele decir, “se ponga a la defensiva”. Por eso, la clave es buscar el equilibrio entre ser honesto y resolutivo para no ser agresivo ni pasivo, sino asertivo. 

CONSEJOS PARA COMUNICARSE CON ASERTIVIDAD

Para aprender a comunicarse con asertividad debes trabajar la autoestima, la culpa, las creencias limitantes, la tolerancia a la tensión y la responsabilidad afectiva, entre otros. 

Te dejamos por aquí una serie de ejemplos.

La lingüística Estrella Montolío explicaba a BBVA que no es lo mismo decirle a tu pareja “nunca me dices que estoy guapo/a” que “oye no sabes lo feliz que me haces cuando me dices que estoy guapo/a”. No se trata tanto del qué sino del cómo lo decimos. “En lugar de quejarte, es mucho más valiente, arriesgado y estimulante hacer una petición”. 

Pero, ¿qué pasa cuando la petición nos la hacen a nosotros? Si sueles acceder por miedo a no cumplir con las expectativas del otro o por un sentimiento de culpa, ¡cuidado! Si te piden un favor tienes la libertad de hacerlo o no. Un favor que se haga más de dos veces puede acabar convirtiéndose en una obligación. Marca tus límites. 

Por su parte el Dr. José Antonio García Higuera nos anima en su libro “Terapia psicológica en el tartamudeo” a trabajar sobre una “plantilla de diálogo constructivo”. Aquí escribiremos “los hechos, los sentimientos, las conductas y las consecuencias”. 

Pongamos un caso concreto: Un amigo acaba de llegar a almorzar, pero una hora más tarde de lo acordado y sin avisar de que se retrasaría. Estás irritado por la tardanza. ¿Qué le dirías? ¿O qué harías? Piénsalo.

Para el psicólogo Higuera, una conducta asertiva sería: “He estado esperando durante una hora sin saber lo que pasaba (hechos). Me has puesto nervioso e irritado (sentimientos), si otra vez te retrasas avísame (conducta concreta) harás la espera más agradable (consecuencias)”.

¡Y voilá! ¡Comunicación asertiva!

FRASES ASERTIVAS PARA EL DÍA A DÍA

Para poder hacer valer tus opiniones, sentimientos y derechos asertivos existen varias técnicas como la del “disco rayado” (ser persistente sin agresividad): “Sí, lo comprendo, pero mi punto de vista es…”. También está la “claudicación simulada” (de acuerdo pero fiel a tu postura…”. “Es posible que tengas razón, pero qué te parece si…”

A continuación, compartimos algunas frases para decir “NO” de manera asertiva:

  • Rechazar una invitación: “Gracias por invitarme, pero no me apetece”.
  • Declinar una petición de favor: “No puedo hacer esto por ti, pero me gustaría ayudarte, ¿pensamos otra forma de hacerlo?”.
  • No quieres hablar sobre un problema: “Gracias por preguntar, pero no quiero hablar sobre ello”.

Si quieres dejar claros tus límites o esquivar un intento de manipulación “no es negociable, gracias”, es tu frase más asertiva. Al fin y al cabo, se trata de ser honestos y respetuosos con nosotros mismos y con la otra persona, llegar a un acuerdo si es posible y avanzar. Las verdades absolutas se las dejamos a los filósofos. 

No hemos venido al mundo para ser perfectos. Nosotros preferimos ser asertivos, ¿y tú?

Devo López