Creemos que la libertad es tener el poder de hacer lo que nos plazca: Quedar con amigos, reunirnos con gente que hace tiempo que no vemos, salir por salir, incluso que nos llame alguien y dejemos de hacer lo que estamos haciendo por acudir hacia esa persona.

Y la libertad no es eso, por lo menos no como yo la veo. 

Como yo la veo es… aprender a decir que no, es tomarnos una pausa con nosotrxs mismxs, es simplificar lo que nos rodea, es observar lo que estamos siendo, es valorar lo que somos no lo que tenemos ni lo que hacemos. Es pasar tiempo con nosotrxs mismxs para saber quiénes somos. Es no tener miedo a estar a solas para descubrirnos. Es mimar y cuidar nuestro tiempo dándole valor como nos apetezca y cuando nos apetezca.

La libertad es… valorar los pequeños detalles de la vida, es apreciar a las personas que nos entienden, las personas que no nos limitan, las que nos comprenden como somos y respetan nuestro “no”. Nuestro “no” cuando verdaderamente no nos apetece hacer ciertas cosas. Son esas personas con las que podemos ser sin miedos, sin filtros, sin capas. Porque la libertad reside ahí, en ese ser tan nuestro. Ese ser incondicional, sin ataduras y con las alas bien abiertas.

Éso es lo que nos diferencia y a la vez, lo que nos une. Algo que siempre suelo decir es que “nadie es como tú y ése es tu poder” (de hecho lo tengo tatuado para recordármelo cada día de mi vida). Y tiene mucho que ver con lo que les estoy comentando. Porque es en ese poder donde en cada unx yace su libertad, su libertad de ser.

Porque es en ese momento cuando estaremos alzando el vuelo, sin miedo a la caída. 

Porque cuando eres tú mismx, no hay miedo al rechazo. 

Porque si hay rechazo, no es real. Si fuera real, habría aceptación.

En el lugar donde no podemos sentir esas alas, no seremos libres.

Estaremos limitando considerablemente nuestro vuelo, inconscientemente, para adaptarnos al ritmo de los demás y de alguna forma, sentir que encajamos, sentirnos valorados. Pero no hemos pensado que posiblemente, nos estaremos sintiendo valorados por lo que no somos. Y esa valía tiene fecha de caducidad.

La mejor forma de sentirnos libres es no encajar.

Es romper los esquemas.

Es coger tu propio ritmo y echar a volar.

Es sembrar lo que sientes.

Es cosechar lo que te nace.

Y quién entienda tu luz, te iluminará.

Recordándote que tú has venido a esta vida para brillar.

Ian Suárez @sapodecara