Tal día como hoy 6 de marzo nacía un genio de la literatura: Gabriel García Márquez. Escritor y periodista, con sus palabras consiguió llegar hasta donde pocos. Quizás es que, desde pequeño, sintió curiosidad por ellas, lo que significaban y lo que podían llegar a revelar. 

Con motivo de su nacimiento, en The Pocket Magazine ahondaremos en su historia, logros y vida afín de que, tú también, puedas conocer mejor a la persona detrás de títulos como “Cien años de soledad” o “Crónica de una muerte anunciada”. Las dos obras cúlmine de su carrera.

Las influencias de Papalelo y Tranquilina

Es indiscutible el hecho de que haber pasado mucho tiempo con sus abuelos influyó en su personalidad, pasiones y visión del mundo. 

Papalelo era como García Márquez llamaba a su abuelo, un coronel del ejército colombiano. Él y el pequeño Gabriel estaban muy unidos, solían pasar tiempo juntos y, como curiosidad, gracias a él cogió la temprana costumbre de consultar el diccionario cuando desconocía el significado de una palabra.

Por su parte, abuela Tranquilina fue quien le descubrió el maravilloso mundo de la literatura y las historias. También, le enseñó la importancia de hacer de lo extraordinario algo natural y los principios del realismo mágico.

Abogado por obligación y periodista por elección

¿Cuántos genios de la literatura no comenzaron estudiando leyes? Más de los que nos gustarían y Gabriel García Márquez fue uno de ellos. Era la voluntad de su padre, no la suya propia. A él le gustaban las letras. 

Por lo que, al final, decidió abandonar la facultad de Derecho para dedicarse a su pasión: la escritura. Eso sí, no empezó directamente en la literatura, si no a través del periodismo.

Trabajó en una agencia fundada por Fidel Castro

Tras abandonar las leyes, Gabriel se sumergió de lleno en una profesión que desempeñaría durante muchos años. Aunque, de todos los medios en los que trabajó como periodista, quizás fue Prensa Latina la que le trajo mayores dolores de cabeza.

Se trataba de una agencia fundada por Fidel Castro, por lo que, con el tiempo, acabaría entablando una relación con el cubano que le casi le costaría su residencia en Estados Unidos. La propia CIA le advirtió que debía cortar sus comunicaciones o habrían consecuencias. 

García Márquez también trabajó en medios como El Universal o El Heraldo.

Boleros por francos

A pesar de dedicar su vida al periodismo y la literatura, el escritor tuvo que recurrir a otros empleos para poder ganarse la vida. En especial, durante sus inicios. Es por ello que llegó a cantar boleros en un bar para ganar unos francos. Se dice que era muy buen cantante. 

De hecho, durante su relación con Tachia Rosoff, aprendió francés y cantaba canciones de Brassens. 

Maestro del realismo mágico

Gabriel García Márquez pasó a la historia por muchos motivos, uno de los más importantes, es por haber sido un maestro del realismo mágico. Un género literario en el que lo real y lo fantástico se entrelazan hasta puntos inimaginables. 

Él no escribía fantasía, pero sí recurría a ella para dar valor a lo aparentemente mundano. 

Nunca terminó sus estudios

A pesar de que se le describe como periodista, a términos reales, no terminó sus estudios. Lo fue de profesión, pero no tenía título. De hecho, la Universidad de Columbia en Nueva York le otorgó un doctorado de “honoris causa” en Letras.

Mercedes Barcha, el gran amor de Gabriel García Márquez

Si bien Márquez tuvo varios amores, Mercedes Barcha fue el más grande. Ella era hija de un boticario aunque ni siquiera su suegro tenía una medicina que pudiera curar lo que sentía por su hija. Se conocieron durante un baile estudiantil, un encuentro que marcaría su vida para siempre.

En 1958 se casaron y, un año después, tuvieron su primer hijo, Rodrigo. Uno de los motivos que les llevaría a vivir hasta Nueva York en 1961: El deseo de ofrecerle un futuro mejor. No obstante, como comentábamos anteriormente, no estarían mucho tiempo en la ciudad, pues sus relaciones con Castro le obligaría a trasladarse hasta México. Allí nació su segundo hijo, Gonzalo.

Amado y odiado por sus ideas políticas

Las influencias políticas de Papalelo marcaron a Gabriel desde joven. Nunca tuvo problema en manifestar abiertamente sus opiniones. Tal es así, que en su etapa como periodista, escribió muchos ensayos en los que expresaba sus ideas políticas de izquierdas. Inclusive, aunque estas pudieran hacerle ganar más de un enemigo.

Un éxito literario basado en una historia real

No es ningún secreto, “Crónica de una muerte anunciada”, su obra más famosa, está basada en un asesinato real que tuvo lugar en 1951. No obstante, Márquez no se vio capaz de comunicarlo hasta pasados 27 años, cuando publicó la novela. Tal fue el éxito de este título que en una semana vendió más de ocho mil ejemplares.

Ni siquiera la que había sido su obra más importante hasta la fecha, “Cien años de soledad (1967)”, había conseguido vender tanto. 

El nobel más joven tras Albert Camus

Al año siguiente de publicar su crónica, Gabriel García Márquez recibió el Premio Nobel de Literatura. Solo Albert Camus había conseguido tal galardón a una edad tan temprana, y es que, en 1982, Gabriel tenía 55 años. Si bien no era un niño, tampoco era habitual recibir un premio de tal prestigio con esa edad.

Crónica de una muerte anunciada

Quién le iba a decir a Gabriel que sus últimos años de vida también serían una crónica. En este caso, el asesino sería un cáncer linfático. La enfermedad le fue diagnosticada en 1999, aunque gracias a la quimioterapia consiguió que remitiese. No obstante, a partir de entonces, su salud comenzaría a deteriorarse de manera muy acusada.

Él era consciente de ello, así que aprovechó para escribir sus memorias “Vivir para contarla” (2003). Tal y como refleja su título y como contaría en una entrevista al diario El Tiempo, solo vivía por y para escribir la memoria: «Reduje al mínimo las relaciones con mis amigos, desconecté el teléfono, cancelé los viajes y todo tipo de planes actuales y futuros, y me encerré a escribir todos los días sin interrupciones». 

Un hombre muy supersticioso 

Quien visitaba su casa podía tener por seguro tres cosas: el olor a libro y tabaco y la presencia de flores amarillas. Para él era sinónimo de buena suerte. Por lo que siempre intentaba tener un ramo en su mesa de trabajo.

Por el contrario, consideraba que los caracoles detrás de la puerta, los pavos reales y las flores de plástico traían mala suerte.

Falleció a los 87 años

En 2012, el hermano de Márquez, Jaime, decía que la salud del escritor ya estaba muy deteriorada. Según él, Gabo (como lo apodaban cariñosamente en su familia) padecía demencia e infección pulmonar, por lo que, no sabían cuánto tiempo más aguantaría su cuerpo.

Finalmente, el 17 de abril de 2014 falleció a los 87 años. 

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