La Joya de Indonesia. Así es denominada Bali, una rareza dentro del país de las mil islas. Sus templos hinduistas parecen haber seguido a rajatabla la conexión de esta religión con la naturaleza, fauna y flora se conjuntan con la piedra para hacer de la visita una experiencia inolvidable.
Kuta: la primera impresión
El Aeropuerto Internacional de Denpasar (su capital) es la puerta de entrada a la isla. En cuanto se abandona la terminal, decenas de taxistas son los encargados de darnos la bienvenida, usando como táctica de marketing la de insistir hasta el cansancio. En Bali se debe aprender a decir que no, ya que, aunque paseemos sin intención de comprar nada, los balineses nos intentarán vender todo.
El primer destino de todo turista en la isla suele ser Kuta Beach y sus alrededores. Esta zona acoge hoteles y restaurantes de todo tipo, y es el punto con mayor vida nocturna de Bali. Lo normal es ver a grupos de australianos de despedida de soltero en clubes nocturnos como el Eikon o el Paddy´s.
Otra buena opción es el Sky Garden Lounge, alojado en un edificio de infinitas plantas que ofrece las mejores vistas de Kuta. Un cóctel, buena compañía y música negra de fondo son la mejor mezcla para la mejor noche balinesa.
Kuta está lleno de puestos donde los vendedores nos agarran, gritan las ofertas y hasta nos piropean con tal de vendernos las mejores imitaciones de ropa para surfistas. Recuerda siempre regatear, solo así conseguirás auténticas gangas.
La playa de Kuta es perfecta para aquellos que quieran surfear por primera vez, lo normal durante el día es ver a cientos de personas esperando la siguiente ola. Lo ideal es alquilar una tabla, e ir alternando entre el mar y la hamaca, acompañados de una Bintang (marca de cerveza Indonesia), creando así una pequeña rutina a la que es fácil acostumbrarse. ¿Ya estamos relajados? Pues es momento de desperezarnos, alquilar una moto y salir a las caóticas carreteras para visitar el resto de la isla.
Los Templos: una conjunción perfecta entre la naturaleza y la arquitectura
Bali es hinduista… en un país musulmán. Eso implica que sea una rareza dentro de Indonesia y dentro del propio hinduismo. El hinduismo balinés se ha denominado así porque se diferencia en sus prácticas al original.
Para toda persona occidental, los hábitos creados alrededor de las costumbres religiosas son quizás el choque cultural más importante, y la visita a los templos lo transporta a otra dimensión. Todo es nuevo, y esa sensación de estar a miles de kilómetros de tu casa, en un santuario perdido en medio de la selva, es inexplicable.
- Pura Luhur Uluwatu, al sur de la isla, es uno de los lugares más fotogénicos de la isla. Está situado en el borde de un acantilado de 75 metros por el que podremos pasear para buscar todos los ángulos posibles para la fotografía del edificio principal. Hay que tener mucho cuidado con los objetos pequeños, ya que los monos que pueblan los alrededores del templo tienen una obsesión con ellos. Una mano para asegurar las gafas de sol y la otra para agarrar la cámara firmemente, es uno de los consejos que te encuentras en un cartel a la entrada, y que hay que seguir para que estos “pequeños demonios” no te hagan pasar un mal rato.
- Pura Tanah Lot, otro de los imprescindibles cuando se visita Bali. Está emplazado en una roca en pleno mar. Sí, en pleno mar, ya que cuando sube la marea es imposible llegar hasta él sin mojarse. Es por esto que debemos aprovechar las horas de marea baja, para que podamos acercarnos al edificio principal, donde podemos incluso “bautizarnos” por el rito hinduista. Pero si hay una hora en la que hay que estar en Tanah Lot sí o sí, es el atardecer. Al estar en la costa suroeste de la isla, las puestas de sol son una delicia que hay que disfrutar.
- Pura Goa Gajah, cerca de la ciudad de Ubud, su traducción al español es “cueva del elefante”. Lo más simbólico de este templo situado en medio de una vegetación espesa es su entrada, que ha sido tallada para simular la boca del animal por el que recibe este nombre.
- Pura Tirta Empul. Su nombre significa “arroyo claro como el cristal”. En sus estanques, los balineses meten la cabeza debajo de los chorros ya que creen que sus aguas poseen poderes curativos. Desde la llegada del turismo a Bali, no es extraño ver en el estanque una mezcla de locales y extranjeros, una imagen digna de cualquier cámara, ya que describe el pasado (representado por la religión y las creencias) y el presente (el turismo) de Bali.
Ubud: centro cultural de Bali
Situado en el centro de la isla, el pueblo de Ubud representa la cultura, la tradición y la espiritualidad de los balineses. Sin embargo, hay que destacar que el pueblo ha cambiado mucho y ha adaptado sus costumbres a la llegada del turista.
Pero Ubud sigue siendo cuna de famosos artistas, músicos y artesanos, y es el lugar perfecto para deleitarse con la danza balinesa, que representa la historia mitológica del hinduismo.
Estar en uno de estos espectáculos es entrar en un lapsus temporal. Llegas a un estado de hipnotismo, en el que no puedes dejar de escuchar al coro de mujeres, que tienen como único instrumento su garganta; mirando fijamente esas máscaras grotescas y esas danzas en las que los bailarines entran en trance. Indescriptible.
Los famosos arrozales son también una visita obligada en Ubud. Las fotografías de las terrazas de las que emerge este famoso cereal hablan por sí solas. Además, hay tours que explican la historia y el proceso de recolección del arroz.
Monkey Forest es una reserva natural muy cercana a Ubud, en la que observar la conjunción perfecta entre los templos y los animales que dan nombre al lugar. Aquí podemos observar a los monos en su hábitat, y por algunas rupias podemos incluso hacer que un monje lo atraiga hasta nuestros hombros para sacarnos una foto.
Ubud es un lugar en el que los hombres transforman la naturaleza en bellos collares de jade, plata u oro, así que realiza tus compras aquí, ya que la mayoría de las cosas están realizadas artesanalmente.
La despedida
Un recorrido por Bali que ha sido corto pero intenso. Sin embargo, tienes la opción de hacerlo más extenso. Es muy interesante subir al volcán Gunung Batur, en una excursión que empieza bebiendo café en las producciones del famoso Kopih Luwak, para terminar viendo el amanecer en la cima. Otro lugar para visitar, y en el que recuperarte de la larga caminata al volcán es Echo Beach, que además queda cerca del aeropuerto. Coger un par de olas y vuelta a la orilla para beber agua de coco, con el sol bajando hasta desaparecer. Bali es un lugar en el que es fácil entrar, pero difícil de dejar; y quien lo prueba, repite.
Datos de Interés
- Capital: Denpasar
- 1 euro = 14.000 rupias indonesias
- Población: 4 millones (aprox.)
- Arroz con pollo al estilo balinés: 1 euro
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Jorge Vaquero