Pasear por Hollywood Boulevard es como caminar por un museo al aire libre donde las leyendas del entretenimiento han quedado inmortalizadas en mármol y latón. Pero, ¿alguna vez te has preguntado si esas estrellas se ganan… o se compran?

La respuesta corta es: ni una cosa ni la otra. Las estrellas del Paseo de la Fama no se regalan, pero tampoco se compran como si fueran un souvenir de tienda turística. Detrás de cada una hay un proceso formal que mezcla mérito, relaciones públicas y dinero.

¿Cómo se consigue una estrella?

Todo comienza con una nominación oficial. Puede presentarla un fan, un publicista, una discográfica o un estudio, pero debe incluir la aprobación del nominado (o su familia, si ha fallecido), una biografía detallada y una justificación sólida de su impacto en alguna de las cinco categorías reconocidas: cine, televisión, música, radio y teatro en vivo.

Un comité de la Cámara de Comercio de Hollywood analiza cada propuesta y selecciona entre 20 y 24 nuevos nombres al año. No basta con ser famoso, ¡tienes que haber dejado huella!

Y aquí viene la parte más comentada: una vez aceptada la candidatura, hay que pagar 75.000 dólares. ¡Sí, has leído bien! Este pago cubre la fabricación e instalación de la estrella, su mantenimiento de por vida y la ceremonia pública.

Así que no, no se compran, o no del todo. Primero te seleccionan por tus méritos. Si no estás aprobado, no hay dinero que valga. Pero si eres elegido, el pago es obligatorio, y suele ser cubierto por una discográfica, estudio o promotora (aunque algunos artistas lo pagan de su propio bolsillo).

Estrellas que nunca fueron… por decisión propia

Aunque parezca mentira, no todo el mundo quiere tener una estrella en Hollywood.

• Clint Eastwood: nunca ha querido una.

• Julia Roberts: se ha mostrado indiferente.

• Denzel Washington: fue aprobado, pero nunca programó la ceremonia.

• Bruce Springsteen: rechazó la ceremonia tras ser elegido, lo que llevó a cambiar las normas. Ahora no se aprueba a nadie sin su compromiso previo de asistir.

Estrellas inesperadas (o que no sabías que existían)

• Donald Trump: por su trayectoria en televisión (The Apprentice).

• Godzilla: sí, el monstruo japonés tiene estrella.

• Blancanieves: fue el primer personaje animado en recibir una.

• Los Simpsons: también figuran con su estrella colectiva.

• Paco Pico (de Barrio Sésamo): sí, está ahí, en toda su gloria amarilla.

Y el récord absoluto es para Gene Autry, el único artista con cinco estrellas: una por cada categoría original del Paseo de la Fama.

¿Quién decide dónde se coloca la estrella?

El lugar no lo elige el artista, sino el comité. Algunas ubicaciones son más codiciadas que otras, como las que están frente al Teatro Chino de Grauman o cerca del Dolby Theatre, sede de los Oscar.

Hoy en día, tener una estrella en el Paseo de la Fama es tanto un reconocimiento profesional como una herramienta de visibilidad. La ceremonia es un gran acto mediático y, en muchos casos, parte de la estrategia promocional de una película, disco o serie.

Así que no, las estrellas no se compran como tal… pero tampoco caen del cielo. Como en casi todo en Hollywood, detrás de cada una hay trabajo, estrategia y una buena dosis de espectáculo.