Vivimos en una era en la que los “me gusta”, los seguidores y las notificaciones se han convertido en el nuevo lenguaje del afecto. Las redes sociales han transformado la forma en la que nos comunicamos, nos conocemos e, incluso, cómo nos enamoramos. Pero, ¿qué pasa con las relaciones afectivas en este mundo digital? ¿Nos estamos acercando o alejando más que nunca?
Hace apenas dos décadas, conocer a alguien implicaba cruzar miradas en un bar, una llamada telefónica que aceleraba el corazón o esperar días para coincidir de nuevo con esa persona en la biblioteca o de camino al trabajo. Hoy basta con deslizar el dedo para encontrar cientos de potenciales parejas en una app.
Las redes sociales y las aplicaciones de citas han abierto posibilidades infinitas. Podemos conocer a personas de cualquier lugar del mundo, pero ¿esto hace que tengamos más parejas o estemos más satisfechos con nuestras relaciones?
Imagina que vas al supermercado y pasas por el pasillo de los chocolates: los hay con relleno, con galleta, de diferentes sabores… seguramente tardes en decidir cual te gusta más antes de llevártelo a casa y, cuando lo hagas, puede que no te quedes del todo satisfecho porque has renunciado a otros que también querías. Esto mismo sucede en las relaciones: tener acceso a más personas hace que nos cueste más encontrar a alguien que nos guste de verdad y comprometernos, lo que deriva en vínculos más superficiales, en los que tememos mostrarnos tal cual somos por miedo a acabar en un #dejardeseguir #ruptura.
Pero no solo ha cambiado la manera en que conocemos a otras personas, sino también la forma en que se desarrollan las relaciones. Muchas parejas discuten hoy por situaciones que antes eran impensables como, por ejemplo, un comentario en Instagram, un “me gusta” en la foto de alguien más o la famosa “última hora de conexión” en WhatsApp. La tecnología, diseñada para acercarnos, a veces se convierte en un terreno fértil para los celos, la ansiedad y las inseguridades.
Según un estudio de la Universidad de Harvard (2021), la sobreexposición a las redes puede generar una falsa sensación de intimidad y aumentar los niveles de ansiedad en parejas jóvenes. El 42 % de los encuestados reconocieron haber discutido con su pareja por motivos relacionados con redes sociales, como un “me gusta” en la foto de otra persona o un “¿por qué no subes nada conmigo?”.
“Ahora el amor se sigue llevando en la mano, lo que ya no en un dedo sino en un dispositivo móvil”.
Ahora, si queremos hacer oficial una relación no solo tienes que presentar tu pareja a tus familiares y amigos, también tienes que anunciarlo en redes porque si no lo haces, ¿cómo sabe el resto del mundo que estás comprometido en una relación? Las fotos han desplazado a las alianzas al cajón de lo vintage, ahora el amor se sigue llevando en la mano, lo que ya no en un dedo sino en un dispositivo móvil.
El tablero de ajedrez del amor
El uso de las redes sociales también nos ha convertido en jugadores de ajedrez que miden milimétricamente sus pasos de conquista e intentan adelantarse a los del otro, como en una guerra fría silenciosa donde el único vencido es el amor.
Subes una foto para que la otra persona sepa dónde estás o qué haces y esperas para ver cuál será su siguiente paso mientras tu ansiedad no deja de crecer: ¿verá la historia?, ¿reaccionará?, ¿subirá él una foto con una indirecta? Menudo torbellino de pensamientos estresando tu cerebro, cuando podrías despejar todas esas dudas con una simple llamada telefónica o pidiendo una cita. Claro, directo y eficaz como arrancar una tirita para despejar las dudas y dar paso a la realidad. Eliminar la incómoda incertidumbre y, quién sabe, quizás abrir la puerta a una conexión emocional real y sin filtros.

Pongamos otra situación: recibes un mensaje de la persona que te gusta, pero decides no contestar en un par de horas para que no note que te interesa. ¿De verdad esperas encontrar el amor escondiendo el tuyo? Entiendo que es muy difícil quitarse la armadura después de haber perdido alguna batalla donde tu corazón ha salido gravemente herido, pero no olvides que tiene la capacidad de regenerarse como un auténtico superviviente, y a veces la mejor forma de sanar es dejándote abrazar.
El desafío de las relaciones hoy
Amar en tiempos de redes sociales requiere un equilibrio entre el mundo online y el offline. Significa priorizar la conexión real sobre la virtual, aceptar que ninguna relación es perfecta (aunque lo parezca en Instagram) y aprender a desconectar para reconectar con lo verdaderamente importante: la presencia, el compromiso y la autenticidad.
Quizás el mayor reto no sea encontrar el amor, sino aprender a mantenerlo vivo en medio de tantas distracciones digitales. Porque, al final, más allá de los filtros y las notificaciones, seguimos buscando lo mismo de siempre: ser vistos, escuchados y amados por quienes somos, sin necesidad de hashtags ni corazones virtuales porque el contacto físico, la mirada cómplice y el saber que estás construyendo algo único nunca podrá ser sustituido.
Nayara Ortega Medina, Psicóloga sanitaria y Neuropsicóloga P-02266


























