Escuchamos, cada vez más, cómo se crean empresas en épocas de crisis, cómo en los últimos años hay un movimiento arraigado sobre el emprendimiento, sobre todo, el emprendimiento femenino. Una tendencia relacionada por la poca conciliación familiar, la alta tasa de paro entre las mujeres y la carencia de igualdad de género en algunos sectores, aunque haya políticas específicas para ello.

Si bien disponemos de una amplia gama de figuras masculinas como líderes a emular en el éxito profesional y empresarial, entre las mujeres observamos muchas menos influencias, por lo que la figura del mentor se hace más patente entre ellas.

Quiero dejar claro desde el principio que siempre hablaré desde mi experiencia en el mundo empresarial y que siempre es posible ponerla en tela de juicio generando un debate interesante con un pensamiento crítico, algo que se va extinguiendo cada día más.

¿Qué es una persona mentora?

Comenzamos por las cuestiones más básicas sobre la definición  de la RAE de mentor:

  1. Consejero o guía de una persona.
  2. Ayo o maestro.

Podemos continuar cómo Wikipedia define la mentoría: «La mentoría es una relación de desarrollo personal en la cual una persona más experimentada o con mayor conocimiento ayuda a otra menos experimentada o con menor conocimiento. La persona que recibe la mentoría ha sido llamada tradicionalmente como mentee, protegido, discípulo o aprendiz».

Teniendo clara la definición es fácil visualizar a una persona que mentoriza a otra en varias facetas de nuestra vida, desde el entrenador personal para nuestra forma física a aquella que hace que mejoremos nuestra actitud frente a un cliente. Aunque en este caso nos centraremos en la persona que mentoriza a una empresaria o profesional independiente, para ello vamos a conocer cuáles son la funciones fundamentales que debe realizar la persona que mentoriza a otra.

Funciones del mentor

Partiendo de la base de que una persona que mentoriza a otra es un especialista en una materia determinada sobre la que va a asesorar a la persona mentorizada debemos entender que ésta debe transmitir una visión global de la materia, aportando varias opciones o perspectivas a ejecutar por la persona que recibe la mentoría. Debe ayudarla a superar obstáculos o barreras de esa materia para acortar el tiempo de ejecución de las acciones proyectadas a través de su experiencia y conocimientos.

Por ejemplo: Si una persona se lanza a un comercio electrónico de servicios y la persona mentora le guía sobre las posibles opciones de pasarelas de pagos para implantar, en función de sus servicios y público objetivo, esa persona ganará un tiempo precioso de prueba/error probando las diferentes pasarelas de pagos o de realizar el desembolso de un alto coste sin que sea necesario para el target al que va dirigido.

Otro ejemplo: Vas a montar un gimnasio en un barrio y necesitas realizar un plan de marketing para captación de clientes. Si dispones de una persona mentora te podrá guiar sobre cuáles son las acciones con mejor ROI (retorno de la inversión), cuáles son las más eficaces en función de la ubicación de tu gimnasio y de aquellas campañas con más tirón como la de ir acompañado durante los primeros meses.

La persona mentora reforzará tu confianza en tu proyecto o negocio en los momentos más débiles. Siempre sacará lo mejor de ti porque te sentirás acompañad@ en el camino del emprendimiento.

Concretamente mi caso es el de una mentora que trabaja con mujeres y lo hago por múltiples razones, las más importantes son:

  1. Son bastante más responsables. No suelen poner excusas para las reuniones, acuden con el trabajo realizado y cuando no se ha hecho ya tienen el siguiente plan para superarlo.
  2. Son directas. No se inventan excusas para justificar su «no acción», sencillamente, lo dicen y aportan la solución.
  3. Organizadas y planificadas. Nos han enseñado que la planificación y organización son importantes para equilibrar la vida personal y profesional, así que suelen ser más ordenadas.
  4. Tienen en cuenta el crecimiento personal. Casi todas las mujeres con las que he trabajado han desarrollado un trabajo de crecimiento personal bastante fuerte, eso ayuda a manejar el ego, los complejos y el cómo nos enfrentamos a situaciones de incertidumbre.
  5. Todo está vinculado, no somos cuartos estancos, todo está relacionado, si tengo las hormonas disparadas, estaré más irritable y seré menos asertiva en los errores, así que habrá que hacer otra forma de trabajo. Se habla con naturalidad y sin vergüenza.
  6. Disponen de más habilidades sociales y suelen desarrollar mucho más rápido las tareas encomendadas.

En el caso de los hombres la mentoría resulta algo más trabajoso, pero… ¿a quién no le gustan los retos?

Una vez que tenemos claro que queremos y necesitamos una persona mentora en nuestra vida profesional, nos ponemos manos a la obra para buscarla.

¿Cómo y dónde buscar una persona mentora?

  • Haz un repaso de entre las personas que conoces por si alguna de ellas pueden realizar esa función o pudieran hacerlo para ti.
  • Busca entre los profesionales reputados que son como una guía para ti, si realizan ese tipo de funciones, pudiera ser que dispongan de la opción de realizar una o varias mentorías personales o grupales sobre algunas áreas específicas o que tengan alguna formación similar.
  • Acude a eventos de emprendimiento, suelen haber muchas personas especializadas en diversas áreas y podrás encontrar con cierta facilidad alguna que pueda adecuarse a lo que necesitas y que haya ese «feeling» para comenzar ese camino juntas.
  • Pregunta e infórmate en plataformas especializadas como Asociaciones de Mentores locales, nacionales o internacionales para que te asesoren.
  • Hay aceleradoras de proyectos que incluyen unas mentorías después de haber superado algunas fases del proyecto, podría ser otra opción.

¿Cómo conseguir una buena relación entre la persona mentora y la emprendedora?

Lealtad entre los integrantes de la relación de mentoría, ya que cada uno va a poner lo mejor de cada uno para que ese proyecto/empresa llegue a un buen puerto. No podemos poner en tela de juicio las pautas marcadas por la persona mentora a la emprendedora, puesto que esto hará que derrochemos energía en algo que no nos lleva a conseguir los objetivos marcados para esta relación profesional.

Relación a largo plazo: suelen ser contratos de mínimo un año, por eso es una relación duradera de un tiempo largo para poder acometer todos los objetivos con las estrategias y tácticas que se diseñen.

El compromiso es de las dos partes en los tiempos a dedicar y en la puntualidad de los mismos.

Las decisiones son conjuntas: todas las decisiones que tomes con respecto al área que te está asesorando y guiando una persona mentora deben ser consultadas y consensuadas entre las partes para que la fluidez y la confianza se consoliden entre las dos.

“Nos gusta decir que no escogemos a nuestros padres, que nos fueron dados por azar. Sin embargo, podemos realmente elegir de quienes desearíamos ser hijos”.

Séneca

Ya en la época del Estoicismo decían: «Rodéate de mentores y nunca seas tu único maestro», ya que esto cultivará la sabiduría, siendo clave en la buena evolución y crecimiento del proyecto/negocio y de uno mismo.

Elena Del Real