Este año tomé la decisión de no esperar a finales de año para intentar cuadrar una vacaciones que siempre se resisten. Decidí, sin más, cogerme unas vacaciones previas a lo que venía para 2022 así que nos escapamos una semana a Nueva York. Allí mi amiga Ángela nos acogió en su casa y logré vivir NY de esa forma que tanto me gusta, como una neoyorquina.
De ese viaje me traje la portada de este número y es que, una de las paredes del salón, estaba vestida por un atrayente cuadro en el que el rojo primaba pero en el que una pequeña y exótica rana resaltaba. “¿Y ese cuadro Angie?” “Tienes que conocerlo, tienes que conocer su historia. Es fantástico, se llama Vicente Marzal”.
Nuestro primer paso fue seguirlo en Instagram. Qué curioso, nuestra carta de presentación suele ser precisamente una red social donde prima la imagen. ¿Será por aquello de que una imagen vale más que mil palabras? Me gusta pensar que no se trata solo de eso, que se trata de mucho más, que detrás de la selección de nuestras imágenes en Instagram se esconden historias. Y detrás de las imágenes de Vicente Marzal parecían esconderse historias apasionantes. Así llegaron Vicente y Guardián a nuestras páginas.
No tenemos el gusto de conocerlo en persona aún. Después de varias exposiciones fuera de España (Bélgica y Nueva York), Vicente Marzal se asienta de nuevo en su tierra, su Valencia natal.
Desde allí detinene su tiempo creativo para responder a nuestras preguntas, contarnos su historia y mandarnos unas fotos que transmiten casi tanto como sus obras. Este pintor y escultor valenciano, sordo de nacimiento, cuenta cómo un hecho significativo de su infancia marcaría su carrera.
Él aún era un niño cuándo le llegó su primera musa en forma de peligro. Paseaba por la ciudad con su madre cuando, distraído, no se detuvo ante un semáforo en rojo. Los pitidos de los coches le advertían del peligro pero Vicente, por aquel entonces no tenía su implante coclear, ése que a día de hoy le deja oir lo que cualquiera de nosotros escuchamos sin más.
Fue la mano de su madre la que lo salvó en aquel momento. Un momento en el que el blanco de las líneas del paso de cebra sobre el asfalto se quedaron grabadas en su memoria. Hasta el momento aquella mano seguiría siendo su mayor protección, con el tiempo y de la mano de su implante, llegaría Guardián.
Líneas negras aludiendo a la falta de sonido, líneas blancas representándolo. Ambas recordando aquel paso de cebra de la infancia. Una rana. ¿Una rana? Sí, una Agalychnis callidryas éxótia y llamativa proveniente de América Latina. Su nombre, del griego (aga) que significa «lleno de» y (lychnos) «brillante», más el nombre de la especie que hace referencia a (kallos) «belleza» y (dryas) «ninfa de árbol» dan detalle de la belleza de este ser con el que Vicente representaría su implante.
Me pregunto quién es hoy, además del Vicente Marzal artista, y me pregunto qué diferencia hay entre el Vicente niño y el hombre que hoy lidera la idea de que el mundo está dividido en dos columnas opuestas bajo las que agrupar todos los conceptos: blanco, silencio, luz; negro, sonido y sombra…
“Soy una persona que está cumpliendo sus deseos de ser artista mostrando su talento mediante sus obras. También soy un luchador, en todos los sentidos, me propongo siempre derribar las barreras que suele imponer la sociedad. Además, soy una persona sociable, sentimental, deportista… pero, sobre todo, muy amigo de mis amigos. Soy una persona agradecida, sobre todo, por mis padres. En cuanto al Vicente niño… era un niño que luchaba por demostrar que podía ser igual que los demás y todo por el inconveniente de su audición. Un niño que apenas tenía tiempo para jugar después del colegio porque empleaba sus tardes en acudir a un logopeda para poder hablar cada día mejor”.
Le preguntamos cómo descubrió su arte, cuáles son sus musas, dónde encuentra su inspiración y por los materiales con los que trabaja. Se nota que le apasiona lo que hace y que domina cómo hacerlo.
“Descubrí que el arte marcaría mi camino cuando pinté mis primeras obras muy joven. Pronto empecé a creer en mis posibilidades. Encontré mi musa en mi silencio y mi inspiración en cualquier momento y lugar. Me inspiro continuamente. Mi mente no deja de recibir ideas que junto al óleo, algunos rotuladores, el acrílico y diferentes técnicas mixtas intento materializar en lo que después serán mis obras, mi legado”.
¿Qué significó y significa ese implante coclear en tu vida? ¿Y en tu obra?
“La vida con el implante es lo mejor que pudo ocurrirme. Gracias a él empecé a vivir, a escuchar los sonidos infinitos que hay en la humanidad”.
¿Qué fue lo primero que escuchaste con él? ¿Lo recuerdas?
“¡Por supuesto! Como si lo hubiera escuchado ayer. El primer sonido que pude escuchar gracias a mi implante fue la voz de mis padres. Sencillamente, se trata de algo inolvidable”.
¿Qué sientes cuando te lo quitas?
“Después de estar escuchando ruidos, voces, sonidos… todo el día. Cuando me lo quito siento paz y tranquilidad”.
¿Por qué una rana? ¿Por qué esa rana?
“Porque es mi “Guardián del Sonido” y me sentí identificado al conocerla. Por qué esa variedad, porque se trata de un animal bello, exótico y peculiar”.
Le preguntamos por Guardián, en su Instagram hemos visto que lo tiene en casa, y no hablamos de sus cuadros.
“Me siento muy feliz, pero lo cierto es que no tengo un Guardián sino dos. Me encanta tenerlas cerca. De alguna manera siento que forman parte de mí. Además, cuando las cojo la inspiración me llega casi como por arte de magia. Es increíble”.
Y qué hay del tiempo, ¿cuánto sueles tardar en terminar una obra?
“Depende de la obra. En la que más he tardado, un cuadro de dos metros por metro y medio tardé unas cuatro semanas y media. Después tengo otras obras y dibujos pequeños en los que apenas tardo dos horas”.
Háblanos de tu presente y tu futuro. ¿Qué proyectos tienes actualmente activos? ¿Alguno en el que estés trabajando y del que nos puedas adelantar algo?
“Actualmente, estoy exponiendo en el Hotel Only You de Valencia junto con la firma Tom Black. Además estoy preparando obras nuevas para exponer pronto en Madrid en la tienda de la misma marca, además de otras que me han solicitado unos clientes. Como curiosidad, puedo adelantar que uno de mis próximos proyectos será hacer un graffiti mural enorme en la fachada de una casa, pronto podré dar más detalles. Y estoy armando una exposición que tendrá lugar en el mes de noviembre nuevamente en Bélgica. Será mi tercera exposición en este maravilloso país”.
Dejamos las palabras a un lado para seguir conociendo a Vicente Marzal pero, esta vez, intentamos hacerlo a través de sus obras y sus tan significativos silencios.
Fotos y textos explicativos
Paola Bonilla