Después de que el TSJM (Tribunal Superior de Justicia en Madrid) tirase por tierra las medidas propuestas por el Gobierno tras la mayoría en el Consejo Territorial y de que los altos mandatarios de Madrid, aún habiendo ganado el pulso al Gobierno Central mediante la vía judicial, hayan pedido a los madrileños que no se trasladen fuera de Madrid durante este puente, llega de nuevo el Estado de Alarma.

Un Estado de Alarma más light del que vivimos en primavera el conjunto de los españoles pero, al fin y al cabo, un Estado de Alarma.

En Estados Unidos han tomado como símbolo la mascarilla y en España la herramienta constitucional denominada «estado de alarma». Quien lleve mascarilla en EEUU muestra su clara intención de voto pro Biden y quien no, pues eso. En España hemos hecho lo mismo, hemos politizado al 100% esta pandemia. Han quedado de lado las opiniones y consejos de los expertos, han metido en su juego las vías judiciales que están ahí para custodiar a los españoles y han estigmatizado tanto al positivo en Covid como al Estado de Alarma. La derecha demoniza el medio que dio la opción al Gobierno de España a intervenir ciertas competencias de las autonomías, el Gobierno se acoge a ella pero lo hace mal y tarde, en el momento en el que se encontraba entre la espada y la pared, o mejor dicho, entre la última hora laboral del viernes y el puente del Pilar.

Hoy me levanté sin despertador, como los días de la Lotería de Navidad. Me levanté pronto con el fin de ojear los diarios digitales y encender la televisión para mantenerme en un continúo zapping. El zapping me proporciona cierta objetividad, porque sí, los medios estamos también politizados, hemos dejado de tener líneas editoriales para ser medios de izquierda o derecha, sin más. De la ultraderecha ni se sabe, andan agazapados para que no le demos demasiada atención mediática a esa moción de censura presentada y olvidada.

¿Podríamos haber evitado esto? ¿De qué forma? ¿Podrían organizaciones como la UE o la OMS haber hecho su trabajo?

Organizaciones como la mundial de la salud o la propia Unión Europea podrían haber echado una mano. Cierto, han hecho uso de sus carteras pero… ¿podrían haber marcado, quizá, esos datos que bailan dependiendo del país que habitemos? ¿Habríamos llegado a la politización de la pandemia si los gobiernos europeos tuvieran los mismo parámetros para aplicar esas «medidas más drásticas»? ¿Habríamos politizado la pandemia si con 100 ò 150 casos por cada mil habitantes pudiéramos aplicar casi sin pensarlo, de forma automática, los particulares estados de alarma en todos los países, por lo menos en los europeos? ¿Por qué los alemanes dan más valor a la vida de los suyos que los españoles a la de los nuestros? ¿Por qué somos capaces de sacrificar un 1% por no «molestar» al 100%?

Viernes previo a puente, viernes convertido en un mar de dudas. Opinamos, siempre, pero… ¿somos capaces de autoanalizarnos?

Paola Bonilla