Eurovisión no es Eurovisión sin polémica. Tras la controvertida decisión de celebrar el festival en Israel, pese a no ser un estado legítimo y violar sistemáticamente los derechos humanos del pueblo palestino, ahora es Ucrania quien acapara todas las miradas de la opinión pública europea.

Y es que, tras una preselección de tres galas (dos semifinales y una final), han decidido vetar a Maruv y su “Siren Song”, la ganadora y quien debería representar al país en Eurovisión 2019 atendiendo a las reglas del certamen, ofreciéndole un contrato abusivo para viajar a Tel Aviv (Israel) como abanderada de Ucrania.

Maruv resultó ganadora el sábado con la máxima puntuación del público ucraniano y la segunda más alta por parte del jurado. Sin embargo, una vez concluida la gala, y con Maruv ya anunciada como representante ucraniana por los canales oficiales de Eurovisión, el canal de radiodifusión encargado de la preselección, UA:PBC, anunció que se reservaba el derecho a cambiar la decisión tanto del público como del jurado.

A lo largo del día, pese a las amenazas de la UA:PBC, se le ofreció un contrato a Maruv con cláusulas tales como:

  • Prohibición de actuar en ningún escenario sin el consentimiento de las cadenas ucranianas.
  • Anulación de todos los conciertos programados en Rusia.
  • Prohibición de pisar Rusia (a la que califican como “suelo enemigo”).
  • Pagar el equivalente a 70.000€ para poder participar.
  • Costear su propio viaje y estancia.
  • Financiar su propia puesta en escena aun con la posibilidad de que no se pueda realizar lo que la cantante desea.
  • Obligación de cantar y bailar en el cumpleaños del viceprimer ministro ucraniano.
  • Prohibición de hablar con la prensa sin el permiso de las cadenas ucranianas a riesgo de una multa del equivalente a 70.000€.

Durante el lunes tanto Maruv como las cadenas ucranianas se reunieron con el fin de resolver la situación y constituir otro contrato menos abusivo. Sin embargo, la cantante publicó en un comunicado en Facebook que, tras siete horas de reunión, no habían alcanzado ningún acuerdo. “Las principales diferencias han sido causadas por cláusulas del tratado que, si firmo, se vuelven un contrato para mí. Soy ciudadana de Ucrania, pago impuestos y amo sinceramente a mi país. Pero no estoy lista para actuar con lemas, convirtiendo mi estancia en la competición en la promoción de nuestros políticos. Soy una cantante, no un murciélago en los lodos políticos”, declaró.

Se desconocen, sin embargo, los motivos que llevaron al canal UA:PBC a ofrecer un contrato desmedidamente abusivo a la cantante. Se cree que la decisión puede estar motivada por la ideología política de Maruv o como una forma de demostrar su lealtad a Ucrania.

Por su parte la UA:PBC defendió que la preselección se había llevado a cabo “honestamente” y aludió a las reglas del propio festival de Eurovisión en contra de la politización, pese a que habían sido ellos quienes habían establecido las cláusulas abusivas cargadas de componente político en el contrato ofrecido a Maruv.

También destaca el hecho de que Jamala, ganadora de Eurovisión 2016 por Ucrania y miembro del jurado de la preselección, interrogara a Maruv tras su actuación con el fin de conocer sus ideas políticas. Hecho que, además de no venir a cuento dada la situación, pudo haberse convertido en un sesgo a la hora de votar. La pregunta realizada, traducida literalmente, vendría a decir: “Imagina que estás en Tel Aviv y un periodista te pregunta “¿a quién pertenece Crimea?”, ¿qué responderías?” Maruv respondió, con visible incomodidad “A Ucrania, por supuesto”.

Además, a todo esto se le añade que las cadenas ucranianas no admiten que ningún artista que haya actuado en Rusia o Crimea en el pasado año pueda representar al país en el concurso musical, haciendo imposible que los grupos Freedom Jazz y Kazka, segundos y terceros en la final ucraniana respectivamente, puedan ser los abanderados de Ucrania. De hecho, ambos han rechazado la oportunidad ofrecida por la UA:PBC.

La Unión Europea de Radiodifusión (UER), el organismo que controla y dirige Eurovisión y vela por el cumplimiento de las normas, no ha realizado ningún comunicado al respecto hasta el momento, aunque, con el reglamento del festival en la mano, Ucrania podría enfrentarse a un veto de hasta un lustro y a una cuantiosa multa económica.

Mientras tanto, las cadenas ucranianas continúan buscando un representante que acate las cláusulas abusivas del contrato ofrecido a Maruv y barajan, incluso, su retirada de Eurovisión.

Ally Souza