Frente a la Grecia continental se ubican las más de 200 islas del archipiélago de las Cícladas bañado por el mar Egeo. Entre todas ellas, hay una que hace 5 siglos resurgió como ave fénix para convertirse en un zafiro: Santorini.

Conocida como Kallisté o ‘la más hermosa’, no hay celebrity que haya podido resistirse a su arquitectura cicládica, misteriosas leyendas, exquisito maridaje ni, por supuesto, a sus espectaculares puestas de sol con vistas a La Caldera y el mar Egeo.

Una panorámica que, sin haberla visto en persona, seguro reconozcas: sobre un escarpado acantilado, decenas de iglesias y cientos de casitas blancas con techos azules abovedados se suceden prometiendo albergar el mejor ocaso y haber sido el escondite de los dioses griegos. 

Fira, la capital de Santorini

Es probable que el pueblo de Santorini sobre el que más hayas oído hablar sea Oia (pronunciado “Ia”). De hecho, muchos la consideran la capital de la isla cuando, en realidad, quien ostenta ese título es su vecina: Fira.

Fira o ‘Thira’ está situada en el corazón de la isla griega y posee junto con Oia, las mejores vistas a La Caldera. Aunque, en realidad, allá donde mires todo resulta encantador y perfecto. Es difícil no enamorarse de la arquitectura cicládica.

Entre sus principales atractivos destacamos: la Catedral Ortodoxa Metropolitana que data de 1975; el Museo de Prehistoria de Thera en el que se exponen hallazgos provenientes del yacimiento de Akrotiri; la antigua Fira, entre otros; la calle Ypapantis en donde se ubican las joyerías más famosas de toda Grecia y el teleférico, cerca de la catedral de San Juan Bautista. 

Si te apetece disfrutar de un almuerzo o una cena romántica con vistas, los mejores restaurantes de Fira son La Scala, La Colline Restaurant y Ohh Boy Santorini. Mientras que si tu sueño es alojarte en alguno de sus hoteles más exclusivos debes reservar en los siguientes: Dana Villes & Infinity Suites, Athina Luxury Suites, Lilium Hotel Santorini y el Ville Bordeaux. 

Podríamos dedicar todo el artículo a hablarte sobre Oia y Fira. Pero queremos ir más allá y descubrirte los verdaderos escondites y tesoros de esta isla volcánica activa. 

Más allá de Oia y Fira

¿Sabías que recorrer la isla de norte a sur solo te llevará una hora en coche? No obstante, te recomendamos dedicar tres días a conocer todos sus rincones secretos y degustar lo que, a fuego lento, en ella se cuece. 

Al igual que no es muy extensa tampoco la altitud es su fuerte. La montaña de Profiti Elias, situada a 567 metros y próxima a Pyrgos, la que fuera la antigua capital de Santorini hasta XIX, es su punto más alto. Por supuesto, las mejores vistas de toda la isla están aquí.

Montaña de Profiti Elias
La montaña de Profiti Elias.

Y hablando de Pyrgos, toma nota porque esta pequeña localidad anclada en el tiempo te enamorará. Se dice que Pyrgos tiene más iglesias que casas y que desde ellas se obtienen las segundas mejores vistas de todo Santorini. También aquí encontrarás auténticas tabernas con especialidades griegas a buen precio, así como la bodega de vinos más famosa de Grecia: Santo Wines.

Iglesia de Pyrgos.

Aunque si de vinos se trata, visita Megalochori o “villa tradicional”. La mayoría de los cultivos se dan aquí debido a que es una zona seca, ventosa y calurosa. Condiciones que favorecen la producción de su milenario “vinosanto”. Bodegas como ‘Boutaris’ o ‘Gavalas’ ofrecen tours con cata incluida. Tampoco te puedes perder, el campanario y la iglesia Panagia Eisodion, una de las estampas más bonitas y sorprendentes de la isla.  

Pueblo de Megalochori en Santorini
Panorámica de Megalochori.

Continuamos con el pueblo más grande y poblado de la isla: Emporio. Para recorrerlo lo mejor es perderse por sus callejuelas cámara en mano. La Iglesia de Saint Nicholas Marmaritis, el castillo de Goulas o la playa de Perissia son algunos de sus imprescindibles. 

Faro de Akrotiri

En el extremo opuesto a Oia está Akrotiri. Un encantador pueblo en el que hay tres localizaciones que debes visitar sí o sí: el yacimiento arqueológico, la playa Roja y el faro. En este último, se pueden contemplar casi en la intimidad uno de los mejores atardeceres de Santorini. 

Rumbo al sur

Quien diga que Santorini no tiene playas bonitas es que no ha visitado las playas Roja, Ammoudi, Blanca, Perissa o las de Kamari, ideales para familias. Casi todas están ubicadas al sur de la isla, son de aguas cristalinas, arena negra y piedras y cuentan con varios restaurantes en los que poder comer pescado fresco. 

Playa Roja de Santorini
Playa roja

Eso sí, es imprescindible que lleves escarpines o algún calzado similar ya que no son de arena fina, sino todo lo contrario. Pero qué esperar de una isla que podría decirse acaba de nacer…

5 planazos en Santorini

Si todavía te sobra tiempo para seguir conociendo Santorini, aquí van 5 planazos que puedes realizar en la isla:

Uno de los más emocionantes es hacer un trekking hasta la roca Skaros, ¡la panorámica es impresionante! No se queda atrás la subida en el teleférico de Fira, así como el dar un paseo en barco por La Caldera de Santorini hasta la isla de Thirasia. 

La roca Skaros

Si todavía no has probado los gyros, los sovlakis, la mousaka y los baklavas, anímate a realizar un tour gastronómico. ¡No te arrepentirás! Sobre todo si lo acompañan con la cata de los mejores vinos de Santorini. Por último, te recomendamos visitar el Museo Lost Atlantis sobre el mito de la Atlántida…

Santorini y la Atlántida

Santorini es una isla volcánica activa. No obstante, ninguna erupción hasta ahora ha sido tan catastrófica como la de 1456 a.c.

Se dice que antes de ser destruida casi en su totalidad, pudo haber sido esa ciudad legendaria, próspera y colmada de riquezas que Platón describía: la Atlántida. Incluso, hay estudios que afirman que ésta se encontraría en el archipiélago de las Cícladas. De ahí que exista una teoría consolidada que vincula la Atlántida con Santorini. 

Tampoco sabemos si hubo pérdidas humanas, pero se presupone, pues de la antigua Thera emergieron cerca de 18 kilómetros de lava, las cenizas volcánicas dieron la vuelta al mundo y “sus bramidos se escuchaban desde Escandinavia hasta África”.

A raíz de lo explosiva que fue la erupción, el propio volcán y su caldera cedieron causando así el colapso de la isla. De ahí que en la actualidad Santorini tenga esa característica forma de media luna. 

Si bien en los últimos siglos las erupciones han continuado sucediéndose, la última fue el 2 de febrero de 1950. Veinte años más tarde, el deseo de devolverle su esencia e imagen original impulsó su reconstrucción y, con ella, la llegada del turismo. 

A día de hoy, Santorini es un reflejo de lo que algún día pudo llegar a ser: la mismísima isla de Atlántida.  

Devo López