Kamala Harris, primera de su nombre, rompedora de techos de cristal, principal fiscal de San Francisco, primera mujer negra elegida fiscal general de California, segunda mujer negra en la historia del senado de los Estados Unidos y, ahora, primera mujer, primera mujer negra, primera mujer negra y de descendencia asiática en ocupar el cargo de vicepresidenta de EEUU y, por tanto, presidenta de la cámara alta.

Seguro que a Kamala, hija de padre jamaicano y madre india, no se le pasaba por la cabeza el escenario en el que hoy nos encontramos cuando promovida por las ansias de desbancar a un presidente insensato como Donald Trump, presentó su candidatura como opción demócrata el 21 de enero de 2019: “me postulo para presidente de Estados Unidos, para alzar esas voces, para unir nuestras voces (haciendo referencia a las minorías étnicas). Una de las elecciones, dentro del partido demócrata, en las que más candidatos se han presentado hasta la fecha. Y es que, Trump levantó alguna pasión pero también muchos detractores. Concretamente fueron 20 los demócratas que se presentaron como alternativa desde su partido.

Una campaña, la de Harris, con el eslogan “Kamala Harris for the people”, que no llegaría a concluir al retirarla como alternativa el 3 de diciembre de ese mismo año por falta de financiación. Según Kamala, una de las decisiones más difíciles de su vida. Así explicaba al mundo el motivo de su retirada: “Mi campaña a la presidencia no cuenta con los recursos financieros que necesitamos para continuar. No soy multimillonaria. No puedo financiar mi propia campaña”.

Pero no solo la falta de recursos desbancaron a Kamala antes de las primarias. Lo cierto es que la senadora apenas había cumplido su primer mandato en la cámara y algunos de sus compañeros la veían aún falta de experiencia. La senadora Dianne Feinstein apoyó desde el principio la candidatura de Biden frente a Kamala argumentando que “soy una gran fanática de su par pero está recién llegada aquí”, haciendo alusión a Washington.

Finalmente, en esta carrera por intentaría destronar a Trump, también Harris terminaría apoyando a su compañero de partido, Joe Biden. Un Biden que en marzo de 2020 anunció que su “lugarteniente” sería, sin duda, una mujer, garantizando así un gobierno que reflejara la diversidad del país. Una vicepresidencia para la que había más de una decena de nombres en juego y que hasta agosto fue una incógnita y motivo de quinielas entre la prensa americana. El 11 de agosto, ése fue el día en el que, a través de un tweet (el método preferido de los políticos a escala mundial), Biden anunció que sería Kamala Harris su candidata a vicepresidenta, formando así el tándem Biden-Harris que resultaría ganador en las elecciones de noviembre de 2020.

«Tengo el gran honor de anunciar que he escogido a Kamala Harris, una valiente luchadora en defensa de los menos poderosos y de los mejores funcionarios públicos del país, como mi compañera (en las elecciones presidenciales)«. 

A lo que Harris respondía, también mediante un tweet: «Joe Biden puede unir al pueblo americano porque se ha pasado toda su vida luchando por nosotros. Y , como presidente, construirá una América que esté a la altura de nuestros ideales. Es todo un honor para mí unirme a él como candidato a vicepresidente de nuestro partido y hacer lo que sea necesario para convertirle en nuestro Comandante en Jefe».

Más mujeres candidatas a la vicepresidencia de los Estados Unidos en sus dos siglos y medio de república:

Comenzaba así, no solo el camino de la primera vicepresidencia de los Estados Unidos sino, también, el del primer segundo caballero de la historia del país. Doug Emhoff, quien había solicitado un año de excedencia al bufete de abogados en el que era (y es) socio para así poder acompañar a su mujer en “la carrera a la Casa Blanca”, recibía estas palabras en forma de ánimo y agradecimiento por parte del aún candidato a la presidencia Biden: “Doug, me temo que tú también vas a tener que aprender lo que significa romper barreras”.

MOMALA

Si acudimos al perfil personal en Instagram de la vicepresidenta veremos cómo uno de los cargos con los que se presenta en su bio es el de “Momala”. ¿Y qué es eso?

Cole, Doug, Kamala y Ella. Fotografía con la que la vicepresidenta felicitó al hijo de su marido por su cumpleaños en Instagram.

Momala es fruto de un juego de palabras por el que los hijos de Doug, Ella y Cole, han asociado de una forma cariñosa el nombre de la propia Kamala con la palabra “mamá” en inglés, “mom”, además juega también con el término yiddish (recordemos que Emhoff es judío) «mamaleh» que significa mamá pequeña. 

“Durante mi carrera he tenido muchos títulos y sin lugar a dudas el de vicepresidenta sería genial”, declaraba la, por aquel entonces, senadora. “Pero Momala será siempre el que más importe”.

Boda de Doug Emhoff y Kamala Harris sacada de la cuenta de Twitter de Doug el día de su aniversario de boda.

Kamala y Doug, ambos de 56 años, se conocieron a través de una amiga de ella y clienta de él. Chrisette, íntima amiga de Kamala, le dijo a su abogado que conocía a alguien ideal para él y le dejó el teléfono de Harris. La amiga se adelantó a Doug mandando un mensaje a la fiscal general de California diciéndole “he conocido a un hombre que creo que va a gustarte”. Todo sigue cual peli romántica de domingo… él le manda un mensaje a ella desde un partido de baloncesto, a lo que ella, seguidora de los Warriors, le contesta “Go, Lakers!”. Terminan hablando por teléfono y teniendo una cita. Tras la cita él le manda un correo electrónico a ella: “estoy mayor para andarme con juegos, pero realmente me gustas mucho y quiero ver si esto puede funcionar”, relata Harris en su libro The Truths We Hold. Terminan casándose en 2014 en una ceremonia oficiada por la hermana pequeña de ella, Maya. Concluyen siendo felices pero, en vez de comer perdices, ella llega a la vicepresidencia de EEUU para, así, hacer historia y lograr quién sabe qué cambios. Eso aún es historia por vivir.

Shyamala Gopalan y Donald Harris, padres de Kamala. Él ahora profesor emérito de Economía en la Universidad de Stanford. Ella fue doctora en endocrinología por Berkeley y una científica especializada en la investigación del cáncer de mama.

Su estilo

Que Kamala Harris está en el punto de mira del mundo entero, es cierto. En el más amplio sentido de la palabra. Y también lo está su estilo cada vez que elige un outfit. Harris es americana por los cuatro costados. Su edad (56 años) la sitúa en el estilo de los 80’s y su altura (1,56) nos hace saber que siempre la veremos con opciones que alargan su estilizada figura.  Una mente abierta por su ascendencia intercultural, crecer en un ambiente familiar y estudiar como estudian en EEUU todos los universitarios de clase media.

Kamala tiene un color Fetiche, el azul navy, y una prenda básica para ella, sus All-Star (Converse Chuck Taylors). Lució con orgullo unas zapatillas que le personalizaron para la campaña política. ¿Las recuerdas?

¿Su accesorio, su joya? Las perlas. Poco se hablan de ellas, pero es la joya preferida del 90% de las estadounidenses. Ella lleva unas oscuras en casi todos sus eventos. Además, son el símbolo de Alpha Kappa Alpha (AKA), la primera hermandad estadounidense creada y formada por y para estudiantes de color de la que forma parte. “Las veinte perlas” es la forma en la que cariñosamente, sus miembros, se refieren a AKA, motivo por el cual volvió a lucirlas durante su investidura como vicepresidenta.

Viste de jeans y t-shirt básica, de todos los colores. Su working diario es sencillo, pantalón, camisa masculina y blazer. También predomina el azul en todas sus tonalidades. Aunque en ocasiones ha incluido el tono vainilla, burdeos o en patchwork.

Para la noche elige tonos malvas, siempre suaves y pastelosos. Y ya por último, el calzado, siempre y cuando no la veamos con sus Converse la veremos con un salón negro de entre 6/8 cm.

Pocas veces la hemos visto con falda o vestido. Cuando los ha llevado, elige líneas austeras para las dos piezas, siempre a la altura de la rodilla  y alterna entre el corte cóctel y lbd (little black dress) en varios colores. La vimos así durante la jura de su cargo del 20 de enero en el que eligió un tono morado que, pese a lo que cuentan muchos, no eligió porque se tratara del color del feminismo sino porque representa el color de la unidad por excelencia en EEUU, el color que mezcla el azul demócrata y el rojo republicano. 

Mujer de portadas  y grandes titulares

“Kamala Harris: del “black power” a la Casa Blanca”

El País Semanal

“Así es la mujer que se ha convertido en la primera vicepresidenta de la historia de Estados Unidos”

Elle

Harris fue portada de la edición americana de Vogue el pasado mes de febrero, unas portadas focos de polémica. Por un lado, hay quienes creen que el estilo informal de la presidenta en portada tuvo que haberse cuidado más y, por otro, quienes señalan desde su propio gabinete un descontento general por pasarse con el Photoshop a la hora de bajar en algunos tonos el color de su piel. En 2018, Kamala formó parte, junto a otros políticos negros, de la portada de la revista Ebony, en ella podemos ver a una sonriente Kamala orgullosa de sus raíces. ¡La polémica está servida!

“Siempre me digo que puede que sea la primera en hacer muchas cosas, pero me aseguraré de no ser la última. Pienso en mis sobrinas y en que conocerán un mundo en el que una mujer es vicepresidenta de los Estados Unidos. Una mujer de color, una mujer negra, una mujer con padres que nacieron fuera de los Estados Unidos”.

Paola Bonilla & Rita Martín