Mientras el mundo entero ponía su mirada en el regreso de Simone Biles, la estadounidense hacía lo propio con su rival y compañera Rebeca Andrade. La gimnasta brasileña a quien la propia Biles considera “la competidora más dura a la que se ha enfrentado en su carrera”. De hecho, acaba de conseguir arrebatarle la medalla de oro en la modalidad de suelo.
Pero, ¿cómo no habíamos oído hablar antes de Rebeca Andrade? Sus logros en París, así como sus orígenes y trayectoria profesional la convierten en todo un símbolo de perseverancia y excelencia deportiva. Nunca lo ha tenido fácil, quizás por eso su caso nos ha conmocionado aún más.
Hija de Rosa, tauro, fan de Beyonce y de apellido “tenaz”
La historia de Rebeca Andrade comienza el 8 de mayo de 1999 en el seno de una familia numerosa y humilde de Guarulhos, São Paulo. Criada por su madre Rosa, la “mujer más influyente de su carrera” y, sobre todo, la que más sacrificios superó para ayudar a su hija a llegar a lo más alto de la élite deportiva.
Una “carrera” que comenzó cuando Rebeca tenía solo cuatro años gracias a su tía Cida. Ella fue la que vio el potencial que tenía su sobrina para saltar por los muebles de la casa. Una anécdota que pudo haberse quedado en eso si no fuera porque le pidió a la profesora Mónica dos Anjos que le «echara un vistazo» a la pequeña Andrade.
«Cuando vi ese cuerpito fuerte, tonificado y lleno de músculos que buscamos en los niños en la gimnasia, ya supe que tenía algo especial», recuerda la entrenadora. Fue así como empezó a entrenar en el club de gimnasia de Guarulhos, donde sus entrenadores rápidamente notaron su potencial.
Sin embargo, Rebeca no contaba con medios económicos para poder explotar al máximo su talento. No obstante, pudo dedicarse a la gimnasia gracias a una subvención deportiva para niños y niñas con bajos recursos en Brasil.
Con 9 años, logró mudarse a Curitiba para entrenar y, posteriormente, se trasladó a Río de Janeiro para formar parte del prestigioso club Flamengo.
Run the World (Girls)
El 5 de agosto de 2024 será una fecha que Rebeca Andrade nunca olvidará, su cara de sorpresa y desconcierto así lo aseveran. No se creía que hubiese ganado el oro en suelo, pero sí, tras ver la nota de la estadounidense Jordan Chiles y superar a la joven leyenda, Simone Biles, la brasileña cumplía su gran sueño.
Un sueño que comenzó en 2012, cuando ganó múltiples medallas en el Campeonato Panamericano Juvenil, incluyendo el oro en el all-around, salto y suelo.
Con catorce años se hizo con el oro en el Invitational Nadia Comăneci, mientras que con diecisiete acudía a sus primeros Juegos Olímpicos, los de Río 2016, al ritmo de Beyoncé. Motivo por el que pasó a ser conocida como “Rebeyonce”, un apodo que simboliza su amor por la artista.
También participó en los de Tokio 2020, en los que ganó la medalla de oro en la prueba de salto de caballo, así como la plata en el concurso completo individual femenino, siendo la primera mujer brasileña en ganar una medalla en dicha prueba.
Un periodo de recuperación necesaria
Tras brillar en Tokio, Rebeca Andrade se focalizó en recuperarse de las lesiones que había ido acumulando en los últimos años. Nada más y nada menos que tres lesiones severas en el ligamento cruzado anterior que requirieron de varias cirugías reconstructivas.
La primera fue en 2015, por lo que se perdió el Campeonato Mundial de ese año. La segunda vino en 2017, tras luchar por un puesto en la clasificación olímpica y, la última, en 2019, la sufrió en una rutina de piso durante los Nacionales de Brasil.
Aún así, pudimos verla en los JJOO de 2020.
La perseverancia y lucha de Rebeca Andrade
Tras conocer su historia, no cabe duda de que Rebeca Andrade es un ejemplo de perseverancia y lucha. Nunca lo ha tenido fácil, pero a pesar de las dificultades siempre se ha esforzado por dar lo mejor de sí misma, por ella, por su familia y por su país.
Por eso, estamos seguros de que todavía le quedan muchos saltos históricos por alcanzar. El de París ha sido solo el primero.