Licenciada en periodismo por la UAB y viajera empedernida, Meritxell Martorell ha trabajado de actriz de publicidad, locutora y presentadora en programas como ‘Atrévete’ de Cadena Dial o ‘Ya te digo’ de Europa FM. Actualmente es periodista freelance y profesora de yoga. En el año 2015 tomó el relevo de sus compañeras Samanta Villar y Adela Úcar en el programa de Cuatro ‘21 días’. Entre sus hazañas, la hemos visto convivir en un prostíbulo, ligar con desconocidos por apps de móvil o, incluso, recorrer parte del camino de Lesbos a Colonia con miles de refugiados.
Esta joven catalana, defensora del ‘mejor vivirlo que contarlo’, viaja por el mundo en busca de nuevas historias y experiencias. En The Pocket Magazine queríamos saber de ella, y ahí estaba… dispuesta a sincerarse con nosotros. Aquí les brindamos lo que nos reveló, cuáles son sus proyectos más próximos, sus mejores momentos durante el programa o qué fue de Harud, el joven iraquí del que se enamoró durante el rodaje de ’21 días de Lesbos a Colonia’.
¿Por qué periodismo?
Porque nunca dejas de aprender. Me gusta contar historias y, cuanto más distintas sean unas de otras, mejor. Siendo periodista puedes trabajar un día en el salón erótico, otro en un congreso especializado y al poco tiempo estar retransmitiendo la mayor crisis migratoria después de la Segunda Guerra Mundial. Te permite abrir tu mente y aprender nuevas habilidades: puedes redactar, presentar, locutar, grabar o editar una pieza, algo genial para la gente que, como yo, odia los trabajos rutinarios.
En tu camino como periodista freelance, ¿se te han cerrado muchas puertas?
Depende de lo que eso signifique. Las puertas no se cierran solas, en todo caso te las cierras tú misma. Probablemente me he cerrado las puertas de agencias con horarios establecidos y titulares predeterminados. De momento, intento montármelo de la forma más independiente posible.
Ser freelance es perfecto si tienes la capacidad de improvisar con tu vida. A veces tienes mucho trabajo y otras te tienes que reinventar. Tengo la suerte de poder combinar el trabajo de periodista con el de profesora de yoga.
Cuando hablamos de Meritxell Martorell nos viene a la cabeza una reportera intrépida y arriesgada que no se pone límites. ¿Cuál es tu filosofía?
(Se ríe y sonríe) Nadie es tan “guay” como se vende o lo venden. Las imágenes preconcebidas son casi siempre un error y más esas que nos llegan desde la tele, Instagram o Facebook. No sé si soy muy arriesgada, aunque sí muy inquieta y he vivido experiencias bien distintas. Tengo límites, inseguridades y miedos como cualquier persona. Mi filosofía es bien sencilla, ser honesta conmigo misma y hacer lo que me apetece siempre que puedo. Trato también de no hacer aquello que no me gustaría que me hicieran.
¿Qué te llevó a decir SÍ a un proyecto como ‘21 días’?
Pocas veces digo “no” a un proyecto nuevo e interesante. ‘21 días’ es un caramelito, un formato en el que te sumerges por completo en una experiencia ajena para vivirla e intentar comprenderla. Es un aprendizaje constante donde puedes trabajar como periodista las 24 horas del día y mejorar además como persona. Escuchas, aprendes y empatizas…
Te hemos visto convivir con judíos ortodoxos, ser la empleada en una familia muy adinerada o, incluso, ser una refugiada más en el trayecto de Lesbos a Colonia… ¿Cuál de todas estas experiencias crees que ha sido la más dura?
La más difícil fue la de “Lesbos a Colonia”, aunque, por supuesto, nunca fui una “refugiada más”. De hecho, de ahí viene la dureza de la vivencia. Sabía que ese periplo inhumano, en mi caso, tenía fecha de caducidad y que a los 21 días volvería a mi casa, pero ¿qué les esperaba a ellos? Es muy complicado trabajar en situaciones tan delicadas y no implicarse emocionalmente.
¿De cuál te sientes más orgullosa?
Orgullosa no sería la palabra ¡Tuve la suerte de vivir experiencias únicas! En todo caso diría agradecida, o satisfecha. Del programa que más satisfecha estoy es el del “Judaísmo Ultraortodoxo” por varios motivos: por lo insólito de la vivencia, por los personajes con los que conviví y la capacidad de empatizar que experimenté, por el trabajo de todos mis compañeros y la edición final del programa. Creo que entre todos hicimos un muy buen trabajo periodístico.
Todos conocemos la historia de tus ‘21 días de Lesbos a Colonia’, ése en el que te enamoraste de un refugiado periodista llamado Harud que, finalmente y gracias a ti, ahora está trabajando en la ciudad francesa de Lyon como defensor y activista de los derechos humanos. ¿Sigues en contacto con él?
Por supuesto que sigo en contacto con él, al igual que con Sabber y las mujeres con las que compartí parte del programa “De Lesbos a Colonia”. Hace un par de semanas hablé por Skype con Harud y me contó que sigue estudiando francés y trabajando en una organización que lucha por los derechos humanos, aunque quiere ir un paso más allá y prepararse para poder formar parte de las Naciones Unidas. Estoy segura de que Harud llegará lejos, ¡es un crack!
¿Tendremos más ‘21 días’ en Cuatro?
De momento no hay nuevas temporadas previstas a corto plazo. Aunque nunca se sabe, es un formato que ha funcionado muy bien durante años.
Háblanos un poco de tus próximos proyectos…
Tengo varios proyectos e ideas, aunque de momento siguen todos en su fase embrionaria. El problema es que me interesan demasiadas cosas y empiezo muchas que no termino, ¡debo aprender a focalizar más! Hay un programa de tele muy interesante que aún no sabemos si saldrá o no, lo que es seguro es que habrá viajes, de eso no me canso nunca.
¿Dónde encontraremos a Meritxell Martorell en un futuro no muy lejano?
Tal vez en… ¿Papúa Nueva Guinea? (Ríe). No tengo ni idea. Casi nunca planeo, de hecho, me parece una pérdida de tiempo hacerlo. Nos guste o no, el cambio siempre está ahí y no podemos controlarlo todo por mucho que nos empeñemos. Lo mejor es ir fluyendo con lo que viene y hacer lo que nos apetece en cada momento.
Ivory Samos