La tercera jornada de la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid ha sido una explosión de creatividad y talento, con diseñadores que han apostado por la innovación, la tradición y la expresión personal en sus colecciones. Desde la sastrería reinventada hasta los diseños más conceptuales, repasamos cada propuesta presentada en la pasarela.
Paloma Suárez: La sastrería del abrazo
Bajo el nombre “Better Together”, Paloma Suárez celebra casi diez años de trayectoria con una colección que se siente como un abrazo. Su propuesta es una oda a la nueva sastrería, combinando estructuras abullonadas, texturas con pelo y el tweed reinventado en versiones modernas. Los colores protagonistas van desde el burgundy, blanco y negro, hasta los tonos tierra, el malva y un verde vibrante que ilumina la pasarela.








Las maxi lentejuelas y las hombreras pronunciadas refuerzan la silueta de cada prenda, mientras que los trajes chaqueta, tanto en versión masculina como femenina, evidencian su maestría en la confección. En su universo, el rojo es un tono poderoso y omnipresente, y su toque de tie-dye aporta frescura y modernidad a la propuesta.
Odette Álvarez: Un renacer en la pasarela
Odette Álvarez presenta “Iris”, una colección que habla de esencia, transformación y renacimiento. Su apuesta se mueve entre el lujo y la comodidad, combinando tejidos de apariencia ligera con texturas cálidas y envolventes. El mohair es el gran protagonista, mezclándose con tweed, gasa y brocados en diseños que evocan el paso de una estación a otra.
Las siluetas juegan con el movimiento y la versatilidad: ponchos, flecos, lana y pelo conviven con faldas pareo de ante, vestidos transparentes y abrigos de pelo multicolor. Cada diseño parece contar su propia historia, porque ninguna mujer es igual a otra, y esa es la esencia de su colección.






Fely Campo: Moda con alma artesanal
La diseñadora Fely Campo vuelve a MBFWM con “Self<>World”, una colección que pone en valor la artesanía y la confección meticulosa. Cada puntada es una declaración de intenciones, cada prenda una muestra de elegancia atemporal. Sus diseños están pensados para la mujer que sueña lo imposible y se atreve a comunicar su esencia a través de la moda.
El tweed, trabajado con pliegues perfectos, es uno de los tejidos estrella, acompañado de satén, terciopelo y seda en patrones que estilizan la figura. La pasarela se llena de una elegancia contenida y sofisticada, donde la calidad de los materiales y la precisión en el corte son los auténticos protagonistas.







JNORIG: Lo bello y lo inquietante
Javier Girón, diseñador de JNORIG, debuta en MBFWM con “Yūgen”, una colección que explora la estética japonesa y su capacidad para transmitir sensaciones etéreas y misteriosas. Negro, rojo y azul dominan la paleta cromática, en una propuesta que juega con la dualidad entre el bien y el mal, lo visible y lo oculto.







Las siluetas se estructuran con corsés que transforman el cuerpo en una criatura enigmática, materiales que evocan una segunda piel y máscaras que refuerzan el aura de misterio. Su visión es arriesgada, posiblemente antiestética o incluso antinatural, pero, al final, ése es su propósito: provocar, desafiar y marcar el inicio de una tendencia que desafía lo convencional.
Ángel Schlesser: Geometría y disección
Con “Autopsia”, Ángel Schlesser lleva la experimentación un paso más allá, apostando por lanas enriquecidas, estructuras geométricas y cortes casi arquitectónicos. Su versión del cut-out es un hallazgo sorprendente: por un lado, las prendas parecen diseccionadas, pero en movimiento vuelven a abrazar la figura con sofisticación y un toque chic.
Las superposiciones son clave en la colección, con juegos de colores tierra, neutros y rojo que crean contrastes inesperados. Sus vestidos reinterpretan el esmoquin clásico, con solapas prominentes y patrones geométricos que refuerzan la esencia de la marca, pero con un giro innovador que redefine el concepto de feminidad en la moda.








Lola Casademunt: Romanticismo y atrevimiento
La diseñadora presenta “Deauville”, una colección donde el romanticismo se fusiona con una actitud atrevida y vibrante. Los colores protagonistas incluyen verdes, malvas, rojos y camel, junto con un animal print reinventado que mantiene el ADN de la firma.







Las siluetas juegan con los volúmenes y las texturas: maxi bolsos de pelo, abrigos y chalecos de piel, capas abullonadas y faldas transparentes. También aparecen referencias inesperadas, como monos inspirados en la aviación francesa, demostrando que en la moda todo es posible si se combina con inteligencia y audacia.
Ágatha Ruiz de la Prada: Una explosión de felicidad
Como es tradición, Ágatha Ruiz de la Prada cierra la jornada con una colección que inunda de color la pasarela. Su universo es un espectáculo visual en el que cada prenda es una historia por sí misma, sin necesidad de explicación: su moda no se entiende, se siente.






El negro no tiene cabida en su propuesta, pero sí todos los colores imaginables, en combinaciones que desafían cualquier norma establecida. Sus patrones juegan con la imaginación, creando formas que celebran la alegría y el optimismo. Para Ágatha, el invierno 2025 no será invierno: será una explosión de vitalidad, porque la vida es más fácil cuando te “aghatizas”.
Rita Martín