Mi abuelo reconocía que la formación académica era importante pero decía que lo verdaderamente importante era aprender de la universidad de la vida. Él nos dejó siempre claro que el aprendizaje que se nos brindaba a diario era el que verdaderamente da forma a nuestros cuerpos y nuestras mentes.
Podríamos decir de este 2021 que han sido cien años condensados en tan solo uno. Si contáramos también con el 2020 quizá estaríamos hablando de… ¿doscientos? Pero centrémonos…
Cien años condensados en 365 días que nos han traído continuas enseñanzas a aquellos que estamos pendientes de ella, la universidad de la vida. Comenzábamos el año esperanzados por la llegada de una vacuna a la que estábamos esperando. Una vacuna que nos daría eso que ya conocemos todos como inmunidad de rebaño. La vacuna llegó. Nos vacunamos, no todos, pero sí aquellos ansiosos por seguir aprendiendo, por seguir viviendo. El año termina y empezamos a aceptar que lo de la vacuna no era la solución definitiva, no era algo puntual, sino que ES, probablemente, una medida a instaurar en nuestro modus vivendi para, simplemente eso, seguir viviendo. Ha sido un año de transición similar quizá a aquellos que se vivieron con el fin de la dictadura y el comienzo de la democracia actual. En él, y muy probablemente en ellos, intentamos/intentaremos coexistir con el virus, un virus que mata. Intentamos/intentaremos coexistir con un virus… que nos mata. Intentamos/intentaremos coexistir con un virus con el que podemos terminar matando a los nuestros. Sentencias claras, cristalinas, de las que hace algo más de año y medio hubiéramos denominado exageraciones. Pero no, son la cruda realidad. Difícil, ¿verdad? Lo es.
Por si fuera poco, en Canarias, concretamente la isla de La Palma, la Isla Bonita, estalla un volcán del que se hablaba desde hacía ya bastante tiempo. Quizá, la sismicidad de sus avisos hayan salvado vidas, no se ha perdido ninguna pero, igualmente, se ha perdido tanto…
No me gusta hablar por nadie pero, sin duda, estamos cansados. Toca dejar la resiliencia del 2020 atrás y agarrarse a palabras más potentes como, por ejemplo, las de resistencia, valor, coraje y fuerza. Porque no vinimos a esta vida para pasar por ella de puntillas ni para vivirla de una forma low cost según marcan las circunstancias. Supongo que vinimos a este mundo para vivirlo y saborearlo al máximo, para hacerlo con sentido común pero hacerlo, por ello este número se nos presenta un tanto agridulce. Somos conscientes de las circunstancias tan excepcionales que nos rodean pero también lo somos de que VIVIR ES HOY. Y porque desde The Pocket Magazine practicamos eso de “vivir la vida” queremos que disfrutes con nuestras páginas de todo aquello que deseamos que puedas disfrutar en este año nuevo que se avecina.
Feliz y próspero año nuevo.
Paola Bonilla