La minifalda, no solo vuelve a ser tendencia (tras unos años de declive), sino que este año cumple su 60 aniversario. Tal día como hoy, 10 de julio, desfiló en una pasarela por primera vez ganando tantas seguidoras como detractores.
No era una prenda más, la minifalda se convirtió en el símbolo de la revolución feminista y de la liberación de la mujer. Otro claro ejemplo de cómo la moda es una herramienta de expresión y un reflejo de la sociedad.
La minifalda: Mary Quant vs André Courrèges
En plena revolución cultural londinense liderada por los Beatles, la diseñadora Mary Quant materializó ese deseo de liberación en la minifalda.
Aunque no fue ella quien la creó, sino el discípulo de Cristobal Balenciaga, André Courrèges. El diseñador francés reivindicaba su autoría con Brigitte Bardot como musa y abanderada. Mientras, en el lado británico, Mary Quant lo hacía con Lesley Hornby, una joven a la que apodaban “Twiggy”. Sí, la primera supermodelo de la historia y que en los 60 hizo ‘trendy’ su maquillaje de ojos ‘babydoll’.
En dos años (1962-1964), el largo de las faldas perdió 15 centímetros creando un gran revuelo en la alta sociedad, así como a pie de calle. Por primera vez, las rodillas de las mujeres quedaban al descubierto.
Un símbolo de liberación internacional
Tras décadas de reivindicación, por fin las peticiones de personajes como Twiggy eran escuchadas. Ellas reclamaban una moda más libre y accesible, menos encorsetada y opresiva. Por eso, fue a pie de calle donde la minifalda consiguió más seguidoras de la mano de Quant.
Aunque, gracias a la influencia de Courrèges, se hizo un hueco en la alta sociedad. Todo ello, a pesar de que la crítica considerara su vestuario como «infantil». Sin embargo, el defendía que más bien había «rejuvenecido a las mujeres veinte años sin escalpelo».
Fuera de Europa, las creaciones de Mary Quant comenzaron a resonar con fuerza cuando supermodelos como Jean Shrimpton, Pattie Boyd o Cilla Black se sumaron a Twiggy. Un hito que hizo que su trabajo llamara la atención de medios internacionales.
Al ser preguntada por la creación de la minifalda, la diseñadora afirmaba que ella no era la responsable (tampoco se lo atribuyó al diseñador francés), sino las jóvenes londinenses: «Me pedían que les subiese el bajo aún más».
Desde su boutique Bazaar, ubicada en King’s Road, la minifalda daba la vuelta al mundo.
En 1966 la minifalda llegó al Palacio de Buckingham
Si bien, a pie de calle, la minifalda ya era una prenda aceptada, utilizada y deseada, los aristócratas y la Iglesia la rechazaban completamente considerándola vulgar.
Por eso cuando en 1966, Mary Quant fue nombrada Dama de la Orden del Imperio Británico por su contribución a la moda, decidió acudir al Palacio de Buckingham con una minifalda.
Un hecho que impulsaría su utilización como arma para reivindicar los derechos de las mujeres y la igualdad de género.
Pero, ¿todas las mujeres estaban a favor de la minifalda? No, por supuesto que había quienes la consideraban una vestimenta “simplemente horrible” como la diseñadora Coco Chanel.
¿Y en España? Triunfó al cántico de ‘La La La’…
En España, la minifalda inició su revolución a través del cine y la televisión. Se podría decir que fue más gradual, pero igualmente exitosa. De hecho, en nuestro país, la burguesía fue la primera que dio el paso a utilizarla con el deseo de seguir las modas de París y Londres.
No obstante, la verdadera democratización de la minifalda vino de la mano de Massiel y el Festival de Eurovisión de 1968. Para participar en este certamen, la cantante viajó a París para conseguir el vestido de Courrèges con el que, tras su victoria, sería fotografiada por todos los medios nacionales.
¿Y tú, conocías la historia de la minifalda?