A día de hoy son numerosas las empresas que se han interesado por las medidas de limpieza y desinfección posibles que garanticen seguridad a sus clientes a la hora de consumir sus productos y/o servicios.

Las máquinas de ozono se postulan como remedio y valor añadido en hoteles, restaurantes, empresas de alquileres de coches y espacios de trabajo. Hablamos con Guillermo Torres director y CEO de la empresa Limpiezas Tenerife sobre ellas:

¿Conoce las máquinas de ozono? ¿Trabaja con ellas?

Sí, las conozco y trabajamos con ellas desde hace tiempo.

¿En qué consisten?

Son cañones que lanzan ozono. Son portátiles y antes se usaban sobre todo para eliminar malos olores ya que purifican el aire. La máquina se enchufa a la corriente y funciona con aire ambiente pre filtrado. Trasforma el aire en ozono lanzando, posteriormente, el ozono al ambiente. Dependiendo de la máquina se pueden desinfectar hasta 130 m² la hora. 

¿Cree que serán fundamentales en la vuelta a la normalidad para empresas del sector turístico?

Creo que sí. Y no solo para el sector turístico, también para aquellas empresas que alquilan vehículos, por ejemplo. A grandes rasgos cualquier espacio cerrado en el que no hayan corrientes de aire y se necesite desinfectar. 

¿Ya se usaban antes?

Sí, llevamos bastante tiempo usando cañones de ozono. La industria alimentaria y las cocinas industriales eran los clientes más habituales.

¿Ha visto en estas semanas un mayor interés en ellas por parte de sus clientes?

Sí, se han incrementado las solicitudes de tratamientos con ozono.

¿Se trata de máquinas que limpian o desinfectan?

Las máquinas desinfectan no limpian. Se recomienda siempre limpiar primero. La ventaja es que desinfecta el aire o ambiente pero también textiles y superficies. 

¿Cree que son la mejor alternativa ahora mismo?

ITEL, Instituto Técnico Español de Limpieza, recomienda la desinfección con ozono y agua ionizada, así que sí. Creo que es la mejor opción ahora mismo aunque también hay otras máquinas muy efectivas como es el caso de las lámparas ultravioleta. 

Paola Bonilla