El 21 de septiembre se celebra el Día Mundial del Alzhéimer, la enfermedad neurodegenerativa que más preocupa a partir de los 65 años. El estrés, la depresión o la ansiedad, así como tener problemas intestinales aumentan las posibilidades de desarrollarla. 

No obstante, aunque ya sabemos más sobre el alzhéimer que hace algunas décadas, lo cierto es que todavía quedan muchísimas incógnitas por resolver. Conocer los entresijos de esta enfermedad es vital tanto para prevenirla como para tratarla.

¿Qué sabemos sobre su origen?

La demencia es la quinta causa de muerte en nuestro país. De hecho, según los últimos datos del INE, en 2020 se cobró la vida de 20.822 personas. Además, se calcula que 9,7 millones de personas en Europa ya viven con la enfermedad del Alzheimer y la demencia. En España, las cifras ascienden casi al millón de personas y todo apunta a que en los próximos años será aún mayor.

Pero, ¿qué es exactamente y cuáles son las causas del alzhéimer? En primer lugar, se trata de una enfermedad neurodegenerativa que hace que el paciente pierda desde sus recuerdos más recientes hasta su propia autonomía. 

Si bien todavía se desconocen las causas específicas del alzhéimer hay varios estudios que apuntan a que se produce por “el acúmulo de dos proteínas anormales en el cerebro: la amiloide y la tau”. La primera lo hace fuera de las neuronas y la segunda en su interior.

Por consiguiente, esta acumulación “intoxica” el cerebro y desencadena lo que se conoce como una “muerte neuronal” irreversible. A pesar de que se han intentado crear anticuerpos que eliminen estas proteínas del cerebro todavía hay mucho camino por delante.

Mientras tanto, la comunidad científica hace hincapié en mantener un estilo de vida saludable, física y mentalmente. Sobre todo a partir de los 65 años, la edad en la que comienzan a ser diagnosticados los primeros casos.

Según una investigación realizada por JAMA Neurology:

“El 40% de estas enfermedades son atribuibles a factores de riesgo modificables, es decir, se podrían prevenir […]  tres hábitos cotidianos relacionados a la demencia son la obesidad, la falta de ejercicio y el bajo nivel educativo. Con menos importancia, aunque también influyen, están tener síndrome de Down, una tensión arterial elevada, diabetes tipo 2, consumo excesivo de alcohol y la pérdida de audición”. 

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Las enfermedades inflamatorias y el alzhéimer

Cada vez hay más estudios que señalan que sufrir enfermedades inflamatorias o infecciosas aceleran – que no desencadenan – el alzhéimer. Desde cambios en la microbiota intestinal hasta infecciones crónicas periodontales o en vías respiratorias.

De hecho, cada vez son mayores los vínculos entre las enfermedades neuronales y los problemas digestivos. Recordemos que el estómago es considerado el segundo cerebro del cuerpo humano en tanto que posee una gran cantidad de neuronas en el tubo digestivo.

Teniendo esto en cuenta es posible que no exista un único tipo de alzhéimer, pues al igual que sucede con el cáncer, cabría la posibilidad de que dependiendo de lo que desencadene la enfermedad pudiera ser diferente de un paciente a otro. 

Una hipótesis que refleja lo poco que todavía sabemos sobre una patología que sufren el 54% de las personas mayores de 90 años y que preocupa y mucho a las sociedades actuales con una larga esperanza de vida.

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5 síntomas del alzhéimer antes de la pérdida de memoria

Como en cualquier enfermedad, la prevención es la mejor medicina. El problema es que en el caso del alzhéimer todavía nos faltan herramientas de diagnóstico precoz. Por eso, la mayoría de los pacientes solo acuden a consulta cuando la sintomatología del olvido deja de ser puntual para ser frecuente. 

No obstante, en este Día Mundial del Alzhéimer varias asociaciones e instituciones se han hecho eco de los síntomas que tienen lugar en las primeras fases de esta enfermedad. Y sí, todo comienza olvidando cosas cotidianas, pero no en cualquier contexto.

Si sufrimos lagunas en situaciones repetitivas del día a día como puede ser no recordar dónde dejaste las llaves y que estas estén en el mismo sitio de siempre u en otros sin sentido como puede ser dentro de la nevera o debajo de la almohada. Ahí debemos acudir al médico, pues puede que no sea “estrés”. 

La ansiedad y la depresión, así como tener dificultades para expresarse, leer o sentirse desubicados son otras señales que nos avisan que algo está pasando. También lo son la incapacidad de aprender o memorizar.

Si bien estos síntomas no deben ser ignorados sobre todo a partir de los 60 años, los expertos recomiendan acudir al médico independientemente de la edad del paciente, pues teniendo en cuenta el estilo de vida de las sociedades modernas, no descartan que el alzhéimer pudiera aparecer a edades más tempranas. 

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¿Hay cura para el alzhéimer?

No, todavía no hay cura para la enfermedad del Alzheimer, pero sí comienzan a haber análisis y herramientas para conseguir diagnosticarla en una fase temprana. Un avance que permitiría a los pacientes tratar y controlar sus síntomas y planificar su futuro.

Según un informe de Phrma: “83 nuevos medicamentos están actualmente en desarrollo clínico por alguna compañía biofarmacéutica, de los cuales el 82,5% están considerados terapias modificadoras de la enfermedad”. 

Por ejemplo, un estudio de Inés Moreno, científica de la Universidad de Málaga, en colaboración con la Universidad de Texas, ha identificado “una nueva diana terapéutica que podría frenar el alzhéimer con una estrategia terapéutica no invasiva”. ¿Cómo? Eliminando las toxinas que lo desencadenan de la sangre y, por tanto, del cerebro para conseguir mejorar “los signos clínicos y la patología de la enfermedad”.

Aunque ya se han desarrollado en Estados Unidos algunos fármacos con un fin similar, todavía hay mucha controversia con respecto a sus usos. 

El caso de Chris Hemsworth

A finales de 2022, Chris Hemsworth reveló en su miniserie de Disney +, «Sin Límites», que poseía dos copias del gen APOE4. En otras palabras, que el actor tenía una alta predisposición genética a padecer la enfermedad del Alzehimer. Motivo por el que ahora el australiano cuida aún más su salud física y, sobre todo, emocional y mental.

A raíz de esta noticia han ido surgiendo otras relacionadas con la posibilidad de predecir con hasta 10 años de antelación si una persona podría llegar a tener dicha enfermedad, como es el caso del marido de Elsa Pataky.

Según un nuevo estudio publicado en la revista Brain, la proteína GFAP podría servir para ayudarnos a saber que los procesos neurodegenerativos han comenzado. Especialmente en los casos hereditarios.

Es decir que, con una simple analítica de sangre, sería posible detectar el inicio o estado de la enfermadad. Si bien todavía no existe cura, la posibilidad de poder retrasarlo o permitir a los pacientes planificar su futuro es también crucial.

Desde The Pocket Magazine te animamos a que cuides tu salud de forma activa y, a la menor sospecha, acudas a tu médico o a un neurólogo para que pueda estudiar tu caso.

Devo López