Después de mucho tiempo de limpieza de escombros y rehabilitación de edificios, llegaba la hora de dejar los miedos atrás teniendo muy presente el homenaje a las víctimas de aquel 11-S. Debía ser algo simbólico, escalofriante, que trasladara a sus visitantes el sentimiento que aquel día había dejado.

Se decidió hacer dos piscinas enormes cuadradas en los lugares exactos donde estaba cada una de las torres. El agua en estas monumentales fuentes cae en forma de cascada perdiéndola de vista, sin dejarse ver el final. Los nombres de todas las victimas grabados en la estructura metálica que las rodea. La energía y la atmósfera que inunda este lugar es palpable, inmejorable la manera en la que han logrado representar estos monumentos la ausencia.
image1Y, al lado de ellas, encontramos el edificio más alto de Nueva York en este momento, el “One World Trade Center” o como informalmente se le conoce “Freedom Tower”. El edificio más alto del hemisferio oeste y el cuarto más alto del mundo. El arquitecto es David Childs, quien también diseñó el Birj Khalifa (Dubai) y la Willis Tower (Chicago). Su altura es de 541 metros, el coste de construcción fue de 3.9 billones de dólares. El rascacielos tardó en edificarse siete años, desde el 2006 hasta el 2013. Su estilo es moderno contemporáneo. La Freedom Tower, además de las grandes medidas de seguridad con las que contaban los anteriores, se reforzó con sistemas de incendios innovadores, huecos en las escalaras específicamente para los bomberos y más filtros de ventilación. Todos los materiales usados se sometieron a pruebas límite antes de incluirse en la estructura. Por supuesto, no pueden faltar las cámaras de vigilancia, constantemente controladas por la policía de Nueva York, que además posee un sistema de vídeo analítico que detecta cualquier amenaza: mochilas, bolsos sospechosos o lo que es más, imágenes que encajen con la descripción de terroristas o criminales.
La torre cuenta con un restaurante en el piso 107 llamado “Windows on the World”, que acoge en su interior una de las más prestigiosas escuelas de vinos en los Estados Unidos la “Windows on the World Wine School”. La experiencia en la visita a este lugar se divide en tres grandes momentos: primero te adentrarás en un túnel-museo que te irá explicando cómo se hizo. Después, subirás en los ascensores que te elevarán hasta el piso 102 en menos de 60 segundos, y que a la par recrearán la evolución del skyline de la ciudad, desde el año 1500 hasta el día de hoy. Y por último, llegarás al observatorio donde la ciudad de Nueva York se rendirá a tus pies. Durante el camino encontrarás algunas sorpresitas que será mejor descubrir por uno mismo…

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La vista desde lo más alto es de 360 grados, disfrutarás de todos y cada uno de los lugares más emblemáticos de la ciudad: desde la Estatua de la Libertad, el puente de Brooklyn, el Empire State o Central Park, un poco más a lo lejos.Muy recomendable ir al atardecer, ya que esta preciosa ciudad tiene en esas horas unos colores rosados increíbles que se reflejan en los rascacielos. Se oferta incluso unas entradas que puedes elegir a la hora de luz que más te gusta, evitando las colas. El precio para adultos es de $34 dólares, personas mayores $32 y niños $28. Para más información de grupos y otros packs, aquí.
No te pierdas esta maravillosa experiencia que te brinda la capital del mundo.

Ángela García Moreno