Aportaciones económicas, donaciones de material, mano de obra y materia prima destinada a fabricar productos de primera necesidad. Marcas, diseñadores y, en general, el mundo de la moda ha decidido unirse a la batalla contra el enemigo común.

Lejana queda la fecha del 15 de marzo de 2020, cuando España se vio obligada a frenar en seco. Un “famoso virus” había decidido llegar al país entero, sin distinción alguna, y anidar en todos nosotros. Entró como lo hizo en el país vecino, Italia, sin pedir permiso y arrasando.

En cuanto a moda se refiere, concretamente, en cuanto al sector textil… nos gustaría recordar cómo en grandes guerras mundiales y civiles, siempre ha tenido un papel fundamental la industria del tejido. La historia nos llevaría a la guerra civil española. Un período durante el cual las fábricas tejían mantas para ambos ejércitos y muchas mujeres cosían uniformes para la batalla.

A partir del pasado mes de marzo, una situación sobrevenida tambaleó la seguridad de nuestros sanitarios y la salud de nuestros mayores.

La industria de la manufactura que, para según qué cosas, había ido desapareciendo en el país, fue consciente de la imperiosa  necesidad por parte del grueso de los españoles de elementos tan singulares como los guantes y las mascarillas. A lo que pronto se sumaría la necesidad de esos EPIs (equipos de protección individual) que ya todos “conocemos” para proteger a los sanitarios de algo tan contagioso como invisible. Era el momento de movilizarse y aparcar la competencia para instaurar la colaboración.

AUNANDO FUERZAS

“Solidaridad”, “agradecimiento”, “empatía”, “juntos” son las palabras que se escuchan y han escuchado día tras día en los últimos meses. Y, curiosamente, como ocurriera en siglos pasados, el sector textil fue uno más de los que dieran un paso el frente.

Inditex abanderó desde el minuto uno la compra del material necesario a países asiáticos aprovechando que tenían un canal directo de distribución. Sus fábricas de España pararon la creación de moda para hacer batas quirúrgicas que sirvieran de protección. La explosión de generosidad de la familia Ortega sí que contagió rápidamente al resto de firmas comerciales y creativas. Así pues, Mango y El Corte Inglés, entre otras, contribuyeron con importantes donaciones materiales y aportaciones económicas.

EPIs fabricados por Zara durante los primeros meses del Estado de Alarma en España.

Dadas las circunstancias y el apuro real que vivíamos, el centro neurálgico de la moda en España (IFEMA), donde dos veces al año nuestros creadores nos enseñan y nos cuentan de tendencias para próximas temporadas, se convirtió en el hospital que diera respiro a aquellos hospitales madrileños que tan estresados y falta de recursos estaban. Dos días bastaron para que ejército y profesionales convirtieran pabellones de ferias en hospitales vanguardistas con una alta capacidad en camas UCI. Seguíamos sumando solidaridad y buen hacer mientras nuestros pilares parecían tambalearse todavía más.

Para este hospital de campaña llegaría una cuantiosa donación de una firma no española. El grupo de lujo Mayhoola, con firmas como Valentino y Balmain, aportaban un millón de euros para el equipamiento y mantenimiento del mismo.

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Y cuando parecía que la emoción electrizaba a todos los que nos quedábamos en casa para ser parte de la solución las máquinas de coser de los diseñadores españoles comenzaban sin parar a fabricar mascarillas. Al unísono sonaban y creaban. Desde Maya Hansen y La Condesa hasta los diseñadores y artesanos canarios como Ellas Complementos, Beatriz Acosta, Bomboncito Kids o LadyBug Cris. Las redes sociales se llenaron de tutoriales para aprender a construir mascarillas. Quienes ya tenían los patrones creados los donaron e hicieron público con generosidad. ¡Cuantos más en la lucha mejor!

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Fueron muchos los talleres de costura de nuestro país que encendieron luces y máquinas para empezar una nueva colección, “proteger a todos”.

Y para terminar este particular paseo por los quehaceres de los costureros en tiempo de pandemia no podemos olvidar a esa parte de nuestros mayores que hace años aparcaron aquella máquina de coser de pedal y que, sin dudarlo, comenzaron a fabricar mascarillas para todos. A todas las “Margaritas” de nuestro país, mil gracias desde esta tribuna.

Rita Martín