Pasear por las salas de un museo puede ofrecernos muchas cosas y si además hacemos hincapié en que sea de arte autóctono y contemporáneo podremos, entre otras muchas cosas, mantener un diálogo con el mundo que nos rodea, con la sociedad en la que vivimos.
Porque sí, el arte habla. En ocasiones no entendemos su idioma, o sí, pero sus palabras no siempre nos son comprensibles. Esto también nos pasa con nuestros vecinos, nuestra familia, nuestros amigos… ya que, son muchas las veces que no entendemos aquello que intentan explicarnos.
El arte nos habla y no solo nos cuenta aquello que sentía el artista cuando realizaba su obra, nos cuenta cómo nos sentimos nosotros, cómo se sienten aquellos que nos rodean…
El arte nos habla de cómo respira la humanidad. En este punto nos encontramos en plena conversación con las paredes de la sala B de TEA Tenerife Espacio de las Artes. La exposición gratuita que estará hasta el día 15 de octubre se titula Pintura y Poesía: La tradición canaria del siglo XX. Una combinación que nos recuerda aquella frase del poeta griego Simónides de Ceos: «la poesía es pintura que habla y la pintura es poesía muda».
El comisariado de la exposición ha querido que el espectador pueda obtener una interpretación de los elementos comunes al arte y a la escritura poética, de forma que la ha estructurado en diferentes temas: el mito, la historia, los cuatro elementos, el signo isla, la luz y el signo cuerpo.
Esto solo aumenta la complejidad de un diálogo sencillo y emocionante con un grupo de artistas que únicamente desean charlar con el espectador, de tú a tú, sin la pomposidad y la seriedad de una cátedra.
El mar
De entre todas las obras expuestas resaltamos una: ‘El mar’, de Pedro González, realizada con una técnica mixta sobre lienzo. Una enorme y tranquila pintura de más de dos metros de altura, que nos evoca algo que solo quien ha estado en Canarias conoce; la oscura inquietud del mar sobre los oscuros fondos volcánicos de las islas.
Solo los turistas que vienen al Archipiélago de paso, con los ojos y el alma biertos pero ciegos, en un intento de captar todo aquello que ven, sin lograr al fin ver nada, pueden pasar de largo ante uno de los elementos que conforman de forma indeleble el paisaje y el carácter canario. ¿Quién no ha perdido su mirada entre los brillos y las formas de las olas? Sentado en el muelle, dejando que su pensamiento se pierda… se hunda en esa oscuridad volcánica, cercana y cotidiana. Ese momento de abstracción, en el que simplemente dejamos que la vida pase mientras emprendemos nuestro personal camino hacia el interior, es uno de los temas sobre los que podemos dialogar con la obra de este artista, político y catedrático. Alma tranquila que habla con pinceladas anchas y largas al que rápidamente podemos intuir cómodo con su pintura.
El crítico Ramiro Carrillo escribió sobre la inquietante velocidad con la que las obras de arte contemporáneo entran en obsolescencia y la asfixia que genera para un artista vivir en un espacio tan reducido como una isla. Sin embargo, y aun con esta carga, Pedro González no se dejó enmarañar en las barreras de esas modas que cada poco encauzan a algunos creadores logrando un éxito efímero y que el tiempo muestra como irrelevante. Capaz de mostrar la cara íntima y más amable de esa insularidad artística, con la singular evocación de los elementos que la conforman, nos regala un pedacito; no solo de su intimidad, también, y de forma maravillosa, de la nuestra.
Otras obras
El resto de la exposición es muy enriquecedora. Aunque nombrada pero no expuesta, nos falta esa magnífica poeta y pintora Pino Ojeda. Y en general, mayor presencia de las desgraciadamente, casi siempre olvidadas, creadoras canarias. Mención merecen Santiago Palenzuela, con su retrato de Luis Feria; Julio Blancas con ese increíble dominio del grafito en su Gran Bosque; Pepe Dámaso con su Muerte Blanca, Óscar Domínguez, Manolo Millares, Félix Juan Bordes, Juan Ismael y, cómo no, la poesía entre otros de Luis Feria:
“A la lenta caída de la tarde
amar la vida largamente es todo
el oficio del hombre que respira.
Alzar la mano y detener el cielo.
Destino de luz, nunca te acabes.”
La nómina de artistas participantes la componen: Martín Chirino, Óscar Domínguez, Juan José Gil, Pedro González, Juan Hidalgo, Juan Ismael, Jorge Oramas, María Belén, Morales, Julio Blancas, Tony Gallardo, Pedro Garhel, Paco Sánchez, Juan Gopar, Félix Juan Bordes, Pepe Dámaso, Plácido Fleitas, Felo Monzón, Santiago Santana, Luis Palmero, Santiago Palenzuela, Ángel Padrón, Cristino de Vera, Maud Westerdahi, Maribel Nazco, José Aguiar, Manolo Millares, Gonzalo González, Pedro de Guezala, Juan Hernández, Néstor, César Manrique, Carlos Matallana, Juan Bordes, Manuel Martín González, Fernando Álamo, Manuel Padorno e Ildefonso Aguilar.
Francisco Fernández