«¿Y si no vuelvo?»… Seguro que, como Cristina Arvelo, tú también te lo has preguntado alguna vez mientras estabas de viaje. Sin embargo, en el caso de la autora, esta duda acabó convirtiéndose en el título de su primer libro de autoficción.
A través de Sara, nos cuenta cómo se aventuró a irse hasta la otra punta del mundo en el peor momento de su vida, tras la confirmación de un diagnóstico que condicionaría su futuro. Aunque, gracias a ese viaje, su perspectiva dejó de ser de color blanco o negro para teñirse de azul esmeralda y verde esperanza cambiando por completo su concepción de la enfermedad, así como su propia vida.
Si quieres saber más sobre la historia de Cristina Arvelo y su novela «¿Y si no vuelvo?»… ¡Sigue leyendo!
Para quienes no te conozcan, ¿quién es Cristina Arvelo? ¿Tres cualidades que te describan?
Soy una tinerfeña de 45 años apasionada de los viajes y la literatura. Desde muy pequeña soñaba con conocer el mundo. Mi padrino era marinero, y cuando regresaba de sus viajes me contaba historias fascinantes de lugares tan increíbles como Nueva Zelanda, Italia, Nueva York… ¡Memoricé los nombres de muchos países antes de aprender a leer y escribir!
Llevo más de 25 años recorriendo el mundo. Durante una década trabajé como agente de viajes, y desde hace 7 años me dedico al marketing de contenidos turísticos, escribiendo para empresas, sitios webs y revistas de turismo.
En lo personal, me encanta leer, el cine, la naturaleza, y disfrutar de las pequeñas alegrías de la vida en compañía de mi familia y amigos. Si tuviera que definirme con tres palabras serían: tranquila, cariñosa y constante.
Antes que nada, ¡enhorabuena por la publicación de tu libro “¿Y si no vuelvo?”! Un título y una pregunta que seguramente todos nos hayamos hecho alguna vez durante un viaje. ¿Por qué crees que nos sucede esto?
Mi hogar puede estar en cualquier parte donde me sienta bien. En algunos lugares, por la calidez de su gente o la belleza de sus paisajes, me he sentido como en casa y he sido realmente feliz.
Siempre he sentido que soy ciudadana del mundo.
Por eso, en esos momentos me pregunto: ¿Y si no vuelvo? Creo que quienes hemos sido felices viajando, inevitablemente hemos pensado en ello alguna vez.
La novela está basada en tu propia historia personal. ¿Qué te impulsó a plasmarla en un libro?
Al principio quería escribir una novela de viajes tradicional, como las que me gusta leer, pero me fue imposible separar mi experiencia personal en la ruta de la enfermedad que padezco. Empezaron a aflorar sentimientos, pensamientos y todo aquello que el viaje me aportó en el ámbito personal, por lo que escribir sobre mi periplo fue como una terapia, donde puse en orden todo aquello que me rondaba en la cabeza desde hacía años y que nunca me paré a analizar en profundidad.
Cuando terminé el libro, familiares y amigos me animaron a publicarlo porque creían que muchas personas se verían reflejadas en la historia y que podría ayudar a quienes están en situaciones similares a enfrentar la vida con optimismo. Así que me lancé a la gran aventura de publicar una novela.
Sin entrar en muchos spoilers, la trama comienza con una noticia que, si bien llevabas mucho tiempo esperando, también era la confirmación de un futuro incierto. ¿Qué supuso para ti saber que padeces endometriosis? ¿Te ha resultado difícil o sanador compartir tu experiencia?
Después de tres años muy enferma, sin saber qué me pasaba, con diversas pruebas a mis espaldas y un sinfín de especialistas visitados, el saber a ciencia cierta que me pasaba fue un gran alivio. Al fin sabía lo que me sucedía y podía buscar una solución. Por otro lado, descubrir que es una enfermedad que no tiene cura, que solo puedes paliar los síntomas y que afecta a aspectos importantes de la vida, como la fertilidad, fue devastador.
Durante años no hablé de ello fuera de mi entorno familiar. Recordar los malos momentos me hacía daño, así que decidí mirar hacia delante y no darle más importancia.
Siempre quise compartir mi experiencia para ayudar a otras mujeres que sufren en silencio.
Quería darle visibilidad a la endometriosis y, cuando me di cuenta de que en la novela lo hacía, pensé que, mediante la historia de Sara, mi historia, era una bonita manera de hacerlo.
Y está resultado muy sanador, no solo por sacar a la luz todo lo que llevaba tiempo queriendo decir, sino también por el apoyo que he recibido tras la publicación. Es una satisfacción enorme que alguien me diga que ahora conoce la enfermedad gracias a la novela.
En un reportaje sobre la endometriosis que publicamos junto al Dr. Francisco Carmona, el especialista nos explicaba que uno de los principales problemas a la hora de efectuar un diagnóstico es que se ha normalizado el dolor de regla cuando, en realidad, este debería de ser una señal de alerta. ¿Tuviste que acudir a varios ginecólogos/as para obtener un diagnóstico correcto?
Desde que tuve la menstruación sufrí dolores intensos que me incapacitaron, aunque aún no se había manifestado la enfermedad.
Estaba claro que algo no iba bien, pero las pruebas no mostraban anomalía alguna, y es porque sufro endometriosis infiltrativa profunda en grado IV. Un grado muy difícil de diagnosticar, ya que no genera pólipos visibles a simple vista, sino que la sangre que se desprende en cada ciclo menstrual se adhiere a los órganos que tienen tejido del endometrio infiltrado, y que no debería estar ahí.
En mi caso, sangraba por el interior y exterior del colon, la vejiga urinaria, la cavidad abdominal y el útero, pero dicha sangre era absorbida por mi cuerpo formando finas capas que, con los años, pasaron a deformar los órganos, provocando una serie de enfermedades secundarias.
Siempre he estado acompañada de buenos médicos, que no desistieron hasta llegar al fondo de la cuestión. ¡Y tuve suerte! La media para detectar la enfermedad en casos como el mío es de 7 a 10 años, y gracias a la excelente atención que recibí, solo tarde 3 años en obtener un diagnóstico, luego de empeorar considerablemente y empezar a buscar con tesón qué era lo que me estaba pasando.
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Además, en tu caso, que sufres endometriosis infiltrativa profunda, pues afecta a los órganos y tejidos que se encuentran alrededor, ¿cómo repercute la enfermedad en tu día a día? ¿Y cuándo viajas?
Ahora tengo la enfermedad controlada, gracias a un tratamiento hormonal que induce la menopausia precoz. Aunque tengo los típicos síntomas de menopausia diariamente, lo que más me molesta son las enfermedades que la endometriosis ha causado, como el colon irritable, el síndrome pélvico doloroso crónico, y la cistitis intersticial.
Al tener colon irritable y el aparato urinario afectado, mi alimentación debe estar muy controlada. Tengo una dieta muy estricta que debo seguir, que me afecta tanto en el día a día como en los viajes, donde tengo que tener muchísimo cuidado con lo que tomo. Por otra parte, aun con la dieta, sufro problemas constantes que me impiden llevar una vida normal.
El dolor está presenta en mi vida a diario, pero me he acostumbrado a convivir con él e “intentar” no prestarle atención.
Me he dado cuenta de que mi estado de ánimo me influye muchísimo en cómo me encuentre y en el tipo de dolor que tenga. Puedo afirmar que, en ocasiones, cuando estoy feliz o entretenida, como en los viajes, he llegado a olvidar que tengo dolor, y eso que sigue ahí, pero creo que las endorfinas de la felicidad lo ocultan, y cuando eso ocurre, es maravilloso.
¿Crees que si no hubieras realizado ese viaje tu visión de la enfermedad y la vida en general sería muy diferente? ¿Cuáles dirías que fueron tus principales aprendizajes?
Por supuesto. En ese momento pensaba que, en mi estado, nunca volvería a viajar. Intentarlo y que todo saliera bien me demostró que podía seguir disfrutando de la vida y de las cosas que me gustan. De otra forma, por supuesto, pero de una manera adecuada a mi estado de salud que me permitiría seguir soñando con grandes viajes y con el tipo de vida que quería para mí. Me dio un futuro lleno de color en el que centrarme y luchar.
Los aprendizajes fueron muchos y variados durante el viaje, pero hay dos que siempre tengo en mente: La aceptación y la adaptación.
Es muy importante aceptarte tal y como eres, con tus limitaciones, y quererte, mimarte y sentirte segura. Si no aceptas lo que tienes, si no paras de compararte con los demás, nunca podrás seguir adelante.
Y, por último, la adaptación. Tenemos una capacidad enorme de adaptación que, a veces, ni siquiera exploramos por miedo al que dirán o por miedo a salir de nuestra zona de confort. Si nos adaptamos conseguimos continuar con nuestros propósitos. Como digo en el libro, no todo es blanco o negro, cada uno tenemos nuestro propio color, a camino entre ambos e igualmente válido. Si nos adaptamos, progresamos.
Aunque la endometriosis tiene un papel protagonista en el libro, no es el tema principal, también hay un trasfondo de amor y misterio, ¿qué puedes decirnos sobre Pablo?
¡Uy, Pablo! ¿Quién es Pablo? ¿Cuánto protagonismo tiene en la historia? No puedo decir mucho sin hacer spoilers, solo puedo comentar que los personajes secundarios tienen un peso significativo en la novela. Además del itinerario y la mención a mi enfermedad, hay una historia muy bonita que se entremezcla con el viaje en sí.
Una historia conmovedora que nos hace pensar en la vida, la familia, los amigos… Este viaje no hubiese sido tan especial sin los “angelitos” que se cruzaron en mi camino, y todos ellos salen reflejados en el libro. ¡Y hasta aquí puedo contar!
¿Cuál dirías que fue el mayor desafío al que te enfrentaste para escribir el libro?
El tiempo, sin duda. Trabajo ocho horas diarias frente al ordenador y luego está la vida personal, la familia, los amigos… Tuve que arañar tiempo por todos lados para tener un rato libre para escribir. Por eso he tardado dos años en terminarla.
Además, quería que el resultado final fuese profesional, por lo que, mientras escribía, me formé en escritura de novela y narrativa de viaje, además de contratar los servicios profesionales de corrección, lectura profesional, maquetación, portada…
Todo esto lleva tiempo, pero si tienes constancia y no decaes en el intento, al final el resultado llega. Quería hacer una mención especial a mi correctora y maquetadora Paola C. Álvarez (@paolac.alvarez), cuyo excelente trabajo fue crucial para que la novela saliese a la luz. Además, nombrar, a las lectoras beta, Gara Alom (@aquihemosvenidoaleer), Nuria Fernández (@acariciandomismiedos) y mi madre, Chelo Gutiérrez, quienes fueron las primeras en leer la historia y darme muy buenos consejos sobre la misma.
¿Te gustaría publicar otro libro? En caso de ser así, ¿de qué género?
Si, de hecho, ya estoy escribiendo la segunda parte de esta novela, que, pese a ser autoconclusiva, la historia continúa con una nueva etapa de la vida de la protagonista. Me gustaría especializarme en las novelas de viajes feelgood, un género que me apasiona y que, combinado con la narrativa de viajes, crea historias mágicas.
Y volviendo a los viajes… ¿Qué es lo que más te gusta de viajar? Organizar el itinerario, las primeras veces en ese nuevo lugar, escribir sobre ello al regresar en tu blog de viajes “Itinerarios para itinerantes”…
Pues has nombrado en la pregunta todo lo que adoro de viajar.
Mi viaje comienza cuando elijo un destino. Ese momento cuando por fin te decides y piensas… ¡voy a ir ahí!, me llena de alegría e ilusión. Luego organizo al detalle el viaje, con lo que quiero hacer y ver y comienzo a soñar con el destino, con lo bien que me lo voy a pasar, con lo que voy a descubrir… Una vez allí, me maravillo con todo lo que me ofrece y mi felicidad es máxima.
Al volver, plasmarlo en el blog es como revivirlo de nuevo y continuar este estado de euforia continua que me proporciona el viaje. Por si fuera poco, tengo en casa varios cuadros colgados con las fotos de de los lugares que visito que más me han impactado, así que cada vez que las veo es como si me trasportase de nuevo al destino.
¿Un destino al que volverías sin pensártelo?
Tengo mucho, por su puesto Tailandia, pero también Islandia, Eslovenia, Noruega, Singapur… Este año me he quedado maravillada con Eslovenia y es uno de los países a lo que estoy segura que regresaré.
¿Tu próximo viaje?
Al final de año iré a Laponia. Es un viaje que me hace muchísima ilusión. Espero tener suerte y ver las auroras boreales y si no, no pasa nada, lo importante es disfrutar de todo lo bonito que nos ofrece este fabuloso enclave.
¡Le pediré a Papá Noel mucha salud y muchos viajes para todos!
Le damos las gracias a Cristina Arvelo por compartir con nosotros su historia y a ti por leer hasta aquí.
Devo López