Si naciste en los años 90 quizás debes ir sabiendo que se acercan los temerosos “TAS” 30, 40,50… y con ello, se terminan los descuentos, el bono joven y esas mil oportunidades que mejoraban la vida a aquellos que la sociedad consideraba jóvenes. Podrías estar en el momento perfecto para aprovechar una oportunidad que no solo puede transformar tu perspectiva, sino también cambiar por completo la manera en que entiendes la vida. Antes de los 30, es el momento ideal para hacer un voluntariado si aún no lo has podido vivir.
Y no será únicamente un cambio no solo en lo personal, sino también tu persepción del mundo y tu enfoque de la vida. A estas edades, muchos aún están en proceso de definir quiénes son y qué quieren hacer, y exponerse a culturas, desafíos y realidades distintas puede acelerar ese crecimiento.
Una de las primeras lecciones que aprendes es la empatía y la conciencia social. Al salir de tu entorno y convivir con personas cuyas vidas son completamente diferentes, te das cuenta de las dificultades que enfrentan, lo que te hace más consciente de tu propio privilegio y de las injusticias en el mundo. Esto puede llevarte a valorar más lo que tienes y a querer contribuir de manera más activa para crear un impacto positivo.
Además, el hacer un voluntariado internacional puede romper con tus expectativas y estereotipos. A veces, tenemos ideas preconcebidas sobre cómo son otras culturas o cómo viven las personas en diferentes partes del mundo. Trabajar directamente con comunidades locales te muestra una realidad más compleja y te ayuda a desarrollar una visión más matizada y abierta.
Otra gran enseñanza es que te saca de tu zona de confort. Ya sea enfrentando barreras lingüísticas, condiciones de vida difíciles o simplemente el hecho de estar lejos de casa, el voluntariado internacional te desafía a ser resiliente, creativo y adaptable. Esto no solo te prepara para futuras dificultades, sino que te da una sensación de logro y crecimiento personal.
Finalmente, el voluntariado te enseña el valor del servicio y la responsabilidad social. Te das cuenta de que pequeñas acciones pueden tener un gran impacto, y esto suele generar un cambio duradero en cómo eliges vivir tu vida a partir de entonces. Muchos jóvenes que deciden hacer un voluntariado antes de los 30 suelen seguir comprometidos con causas sociales, ya sea a través de su carrera, donaciones o más proyectos de voluntariado.
Muchos famosos han encontrado en el voluntariado internacional una forma de devolver algo al mundo y transformar su visión de la vida. Angelina Jolie, embajadora de buena voluntad de la ONU y ha trabajado en diversas misiones de ayuda humanitaria en África, Asia y América Latina. En sus testimonios, Jolie ha mencionado que estas experiencias le han abierto los ojos a realidades que no conocía, moldeando su compromiso social y sus prioridades personales.
Leonardo DiCaprio, quien ha apoyado causas medioambientales y ha participado en proyectos de conservación global, en entrevistas, ha señalado cómo estos voluntariados le han hecho ver la fragilidad de los ecosistemas y la importancia de luchar por un cambio duradero. Emma Watson, comprometida con la igualdad de género, ha trabajado con organizaciones como HeForShe y ha testimoniado cómo su participación en voluntariados ha sido fundamental para su desarrollo personal y su misión de defender los derechos de las mujeres a nivel global.
Estos testimonios nos muestran cómo el voluntariado internacional no solo impacta a las comunidades, sino también transforma profundamente a quienes lo realizan, dándoles nuevas perspectivas sobre la vida, el mundo y su propio propósito.
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