Elecciones…
Nos pasamos la vida inmersos en una toma de decisiones constante. Tomamos más decisiones diarias de las que realmente somos conscientes.
La mayoría de ellas las tomamos por inercia, ¿quieres o no tomar café por la mañana? Estamos tan acostumbrados a ellas que no las consideramos. Pero es cierto, nuestra vida se forma gracias a las respuestas que damos a esas preguntas que ni siquiera nos hacemos… ¿Qué me pongo hoy?
Esta primavera nos preguntaremos por dónde viajar en nuestras vacaciones de verano y aunque en ocasiones hay preguntas para las que no hace falta escuchar una respuesta, ¿te apetecería viajar a Nueva York? Tienen respuesta…
Entradas las cálidas temperaturas del entretiempo nos preguntaremos si ir a la oficina con el taconazo geométrico de Zara o con las sneakers de triple velcro de Isabel Marant. La primavera nos ofrece multitud de oportunidades y éstas nos regalan infinidad de preguntas… ¿viernes de cine (Los Vengadores) o de espectáculo (el humor de Aarón Gómez)?¿Sábado de musical o de concierto?, ¿de Rey León o de Ed Sheeran? ¿Domingo de Dumbo en el cine o de lectura de Mujercitas sentados al sillón?
La primavera nos trae también preguntas inesperadas o, por lo menos, fuera de tiempo. El 28 de abril nos levantaremos con respuestas, sí queremos café, sí queremos ser parte, sí vamos a votar.
Vivimos en un país desestructurado, desestructurado como aquellas familias de principios de los noventa, pocas pero señaladas. Las primeras de padres separados y las mejores excusas para los fracasos de los integrantes de la misma.
Ahora el desestructurado es nuestro país, los padres de esas familias trabajan en el mejor de los casos o cobran una ayuda ridícula en el peor, las madres se levantan cada día con la responsabilidad de ser un ejemplo para sus hijas e hijos, los hijos, hoy universitarios o no, buscan trabajo en una España en la que la economía se sumerge entre el mayor índice de paro de la historia.
Las urnas nos darán también el mayor número de opciones de la historia y con ellas las dudas, las encuestas, la intención de voto, el voto útil, el porcentaje de voto, los programas electorales y sus posteriores mentiras. Pero votar no debería ser cuestionable, debería ser como lo de Nueva York, un sí por inercia, ¿a quién? He ahí la cuestión. Con nuestro número de marzo te dejamos lo esencial para desconectar en los momentos de bloqueo que, sin duda, llegarán. Lee, escucha, pregunta y, votes lo que votes, ¡hazlo con precaución!
¡Mucha suerte!
Paola Bonilla